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Identificación de cadáveres en la dana: una operación rápida y sin fallos

La Guardia civil desplegó un gran dispositivo para atender una volumen de cuerpos nunca antes visto

"Se batieron todos los récords a nivel nacional e internacional", asegura el coronel Fernando Domínguez

Todas las claves de esas identificaciones

Un furgón de la UME traslada cadáeres hasta la Ciudad de la Justicia.

Un furgón de la UME traslada cadáeres hasta la Ciudad de la Justicia. / Levante-EMV

EFE

València

En tan solo trece días la Guardia Civil identificó a la mayoría de los 197 cadáveres de víctimas de la dana en Valencia y los 4 en Albacete de los que se hizo cargo (22 identificó la Policía Nacional y 4 los hospitales). Se hizo en tiempo récord y sin ningún fallo o error, en un trabajo sin descanso de los especialistas del Servicio de Criminalística. A estas cifras se suma la identificación este mismo jueves de una de las tres personas aún desaparecidas. Tras el análisis de tres molares y un trozo de fémur (con la huella era imposible dado el estado del cuerpo), la Guardia Civil, que disponía del ADN de la hija de la víctima -también fallecida- y del hermano que interpuso la denuncia, puso nombre y apellido al cadáver: José Javier Vicent, de 56 años.

Cuando se cumple un año de la tragedia que afectó sobre todo a Valencia, pero también a Cuenca, Albacete y zonas de Andalucía, el coronel Fernando Domínguez Álvarez, jefe del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil repasa cómo fue el trabajo de sus agentes en esos días. Este servicio cuenta con un equipo de identificación en grandes catástrofes que, desde su creación en 1997, ha participado en 21 grandes sucesos, pero la dana ha sido sin duda el peor, el más grave por el volumen de cadáveres.

El operativo de aquellos días

Los especialistas de este servicio se activaron al día siguiente, y aunque una parte de él se quedó en un primer momento en Requena, finalmente todos se desplazaron al Instituto de Medicina Legal (IML) de Valencia, que es donde llegaban los cadáveres levantados por los equipos de Policía Judicial y los forenses.

Domínguez explica que, en general, el levantamiento de un cadáver es muy complejo, con la toma de muchas fotografías, la inspección ocular, etc. Pero en las circunstancias de la dana, se fotografiaba la orientación del cuerpo y rápidamente el vehículo de la funeraria lo trasladaba al IML.

Entre la noche del 30 y la del 31 de octubre llegó al IML un gran volumen de cadáveres. En horario casi ininterrumpido agentes de Criminalística registraban los cadáveres y sacaban la huella dactilar.

Pero en el caso de los cadáveres que permanecieron más tiempo en el agua, la huella estaba muy deteriorada y hubo que aplicar procedimientos técnicos para habilitarla.

De todos modos, continúa el coronel, en muchos casos tuvo que recurrirse al método biológico, al ADN. Así, cada día un helicóptero de la Guardia Civil transportaba desde el IML a la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) las muestras de ADN para analizarlas en el laboratorio de Criminalística de la capital. Sobre el terreno, estuvieron trabajando de forma simultánea y con los relevos correspondientes, 36 agentes del Servicio de Criminalística.

"Batimos todos los récords a nivel mundial"

"Nuestra finalidad era tratar de hacer cuanto antes la identificación", subraya el coronel, quien asegura que su equipo batió todos los récords a nivel nacional y mundial. De hecho, dice, la comunidad internacional "está sorprendida" de esa rapidez.

No obstante, lo relevante -enfatiza Domínguez- es que no se produjo ningún error de identificación y, por tanto, ninguna queja de los familiares. En trece días "teníamos prácticamente identificados a todos", aunque luego fueron llegando más cadáveres pero en mucha menor cantidad.

El laboratorio de la central de Madrid no dejó de funcionar las 24 horas de día, "mañana, tarde y noche", recuerda el coronel. Con toda la plantilla volcada en esta labor.

Del total de identificaciones, 47 solo pudieron llevarse a cabo por la muestra biológica del ADN debido al deterioro de la huella.

La identificación

Como es habitual, la Guardia Civil habilitó lo que se llama oficina 'ante mortem' donde se recogían las denuncias de los familiares, a quienes se preguntaba por rasgos característicos del desaparecido (tatuajes, piercing, cicatrices), su dentista... a fin de disponer de indicios que permitan orientar la identificación.

A los familiares de primer grado se les recogía muestras de ADN.

Ya en la oficina 'post mortem', se sacaba la huella dactilar al cadáver, muestra de ADN y se registraba el cuerpo. Luego se analizaba en los laboratorios.

Era en la oficina de integración de datos donde se recopilaba toda la información y se hacía la propuesta de identificación para elevarla al juez, encargado de aprobarla.

Hubo momentos con más cadáveres que denuncias

Normalmente -señala el coronel- aparecen más denuncias que cadáveres, pero en el caso de la dana, sobre todo en los primeros días, llegaban más cuerpos al IML que familias denunciantes.

Y eso ocurrió porque la dana se destrozó también instalaciones de la Guardia Civil en localidades como Paiporta, por ejemplo, a las que se hubiera podido ir a denunciar. Se tuvo que habilitar la Comandancia de Valencia como centro de recogida.

Incluso, se hizo un llamamiento en redes sociales y a través de cartelería para que las familias denunciaran. Porque aunque se pudiera tomar la huella al cadáver, sin detalles como la nacionalidad, la residencia u otros, no se podía acotar el cotejo.

También hubo casos que para conseguir el ADN los agentes se desplazaron a Barcelona, Madrid, Málaga o Galicia. Los agregados de la Guardia Civil en Marruecos e Inglaterra también tuvieron que hacerlo con familiares de algunas víctimas.

Se hizo gracias a las denuncias de amigos de esas víctimas que no tenían familiares directos en la zona.

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