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Educación

La inclusión que no existe: aulas desbordadas y sin recursos para niños con discapacidad

Maestras y familias denuncian ratios ilegales y abandono institucional en la atención a estudiantes con necesidades especiales

Un aula de un Centro Rural Agrupado en una imagen de archivo

Un aula de un Centro Rural Agrupado en una imagen de archivo / G.Sánchez

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

València

En un aula UECO de València, la maestra Paula trata de contener una nueva crisis. Uno de sus alumnos, un niño de 7 años con graves problemas de conducta, lanza mesas y sillas por el aire. No hay colchonetas, ni aula de calma, ni enfermera. "No tenemos medios para atenderlo ni para garantizar la seguridad del resto", lamenta. Todos los días el director pide a la Conselleria de Educación más personal y la respuesta siempre es la misma: silencio.

Las aulas UECO (Unidades Específicas en Centros Ordinarios) nacieron para garantizar la educación inclusiva de niños con discapacidades o trastornos del espectro autista. Sin embargo, en muchos colegios valencianos esa inclusión se ha vuelto una quimera. Las ratios se han disparado -hasta 10 alumnos por aula- si que se refuercen los equipos docentes ni el material. Las ratios en las aulas UECO dependen del tipo de discapacidad que tenga el alumnado. En el caso de niños y niñas con autismo las ratios marcan entre 5 y 8 estudiantes.

Para discapacidad intelectual, entre 4 y 6 y para discapacidad intelectual grave entre 6 y 8 personas. Sin embargo, en el caso de ser aulas mixtas, que son la gran mayoría, las ratios marcan entre 6 y 8 alumnos. Sin embargo, según denuncia el sindicato UGT, en muchas de estas aulas la ratio es mucho más alta. La C.Valenciana cuenta con un total de 344 unidades específicas, de las cuales 244 son de Educación Infantil y Primaria y 100 de Secundaria.

"La inclusión es una mentira, los niños con discapacidad están muy desatendidos"

El IES Sedaví, en el primer día de clase del curso, en una imagen de archivo

El IES Sedaví, en el primer día de clase del curso, en una imagen de archivo / Germán Caballero

"La inclusión sin personas no tiene sentido"

"Antes atendíamos sobre todo a niños con autismo que podían pasar parte del día en su aula de referencia con el resto de niños. Ahora nos llegan perfiles mucho más graves y nos faltan manos", denuncia Paula, que ejerce de maestra de Audición y Lenguaje. "Queremos incluirlos y darles una educación digna, pero es imposible si no nos dan medios", cuenta.

Alba, profesora de un aula UECO durante los últimos 15 años, critica que "la ratio siempre es entre 5 y 8, pero siempre tenemos más de 8. Este curso somos tres profes para diez niños y la cuarta persona que necesitamos nunca llega", denuncia. Añade que, para los casos más graves como los de problemas de conducta, es necesario que un profesor esté constantemente encima del estudiante. "Los niños que podrían estar integrados no pueden, y los que necesitan apoyo constante no lo tienen porque falta personal", denuncia.

Mientras Conselleria de Educación se felicita por su "apuesta por la inclusión" la realidad en muchos centros es bien distinta. "Se llenan la boca con la palabra inclusión, pero es mentira", critica Maricarmen, madre de un niño con autismo que acude a un aula UECO. Aunque se han abierto 88 aulas UECO en los últimos años, la necesidad para las familias es aún mayor y reclaman que se inauguren más.

"Conselleria se llena la boca con la inclusión, pero sin personas ni medios no tiene ningún sentido"

Paula

— Profesora

La Inspección Educativa conoce la situación y traslada las demandas constantemente a Conselleria, que rara vez envia el personal necesario. Esto está provocando, en palabras de docentes y familias, que los centros con aulas UECO se estén convirtiendo en guetos. "Las familias se mudan o piden plaza en estos coles porque son los únicos con unidad específica, y cuando llegan no tienen plaza para su hijo y los niños se quedan sin atención digna", lamenta Alba. Además, las aulas ordinarias acaban con un porcentaje muy elevado de niños con necesidades especiales.

Frustración inmensa

Para Maricarmen, madre de un niño con autismo, la frustración es inmensa. Su hijo no ha podido entrar casi en la clase ordinaria porque "hay 10 chiquillos y solo dos profesoras y media, y si una enferma no hay sustitución. No dan abasto", lamenta. El aumento de las ratios ha sido para su caso, devastador. "Todos los niños tienen derecho a una educación de calidad, no solo los neurotípicos ¿No crees?", critica una maestra de un aula UECO.

Esa falta de apoyo, además, repercute directamente en las familias. "Nosotras, las madres, tenemos que hacer de maestras en casa y trabajar aquello que no han podido en el aula porque las maestras están desbordadas y los niños también", critica Mari Carmen. "La administración va apretando, va apretando, y al final nos va a asfixiar", denuncia.

Abandono en las aulas

Los grupos de docentes se quejan de los mismos problemas: falta de docentes, ratios sobrepasadas y material obsoleto. "Los libros que mandan son súper antiguos y están desactualizados, al final las maestras acabamos buscando los materiales en internet porque nos sirven más", reivindica Alba. "Hicieron la ley de inclusión y se llenaron la boca. Pero no podemos meter a 10 niños con necesidades especiales en un aula sin profesorado, sin materiales y sin formación", critica Paula.

En muchos colegios, de hecho, los docentes conviven con el miedo. "Hay brotes, niños que lanzan objetos... y estamos solas. No es solo enseñar, sino de que todos estemos seguros, pero no tenemos los recursos que tocan", inciden. Las maestras, familias y alumnado siguen esperando a que la administración cumpla lo que promete en cada ley y en cada rueda de prensa: una educación inclusiva y de calidad. Lo que hay por ahora son profesoras y aulas saturadas y niños que se quedan fuera del sistema.

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