Opinión | Análisis
Vox es el ganador
Abascal ha introducido su doctrina ultra en el Consell mientras el PP se erosionaba en este año. Y Vox no dejará de ganar en cualquiera de las opciones ahora de Mazón. La otra realidad en este inpás es un Consell paralizado

Carlos Mazón, el jueves, rodeado de cámaras tras el funeral de Estado. / Miguel Ángel Montesinos
Tic, tac. Tic, tac… Los minutos pasan mientras se decide el futuro de la Generalitat, no solo el de Carlos Mazón. Si descontamos la opción de continuar igual, porque esa pantalla ya ha pasado después del funeral de Estado, aparecen tres posibilidades. Dimitir y convocar elecciones de inmediato o en un plazo corto (sin él de candidato). Dimitir y dejar paso a un gobierno interino con otro diputado del PP al frente hasta 2027 (María José Catalá y Juanfran Pérez Llorca son las posibilidades más lógicas y la alcaldesa de València ha repetido muchas veces que no quiere). Y no dimitir, continuar en la presidencia y anunciar que no se presentará.
En estas horas se decide el futuro de la Generalitat, no solo el de Carlos Mazón
El factor común en todos esos escenarios, incluso en el de continuar como hasta ahora, en resistencia numantina, es el de que gana Vox. En unos más que en otros, pero nunca aparece como perdedor. Puede resultar paradójico, incluso surrealista, pero de momento el triunfador de la tragedia que asoló la provincia de Valencia hace un año es la formación radical y populista, que se ha mantenido en todo momento al lado de Mazón, al que le dio su apoyo en los presupuestos de 2025, tras la mortal riada.
Si hay adelanto electoral, todas las encuestas pronostican un importante crecimiento de Vox. Gana, por tanto, aunque puede perder influencia en el gobierno si las derechas no suman, pero puede ser un mal menor para quien su objetivo no son las autonomías, que ni existen en su pensamiento.
Si Mazón deja paso a un presidente (o presidenta) interino, quien sea ha de contar con el placet de Santiago Abascal: es un factor añadido en contra de la opción Catalá. Vox, por tanto, mantiene influencia, y el desgaste del PP con un líder provisional es difícil que se detenga. Gana.
Y por supuesto, Vox gana si Mazón renuncia pero aguanta hasta elecciones, porque la erosión continuará, así como la necesidad de contar con la opinión de la ultraderecha al legislar.
Es lo que ha sucedido hasta ahora. Vox ha introducido en el Consell su doctrina fundamental pese a no ocupar carteras de gobierno ya. Se ha visto: desde los últimos cambios en la contabilidad estadística para señalar a los inmigrantes al acorralamiento de la Acadèmia Valenciana de la Llengua pasando por la ley de Concordia. Inmigración, identidad cultural y memoria son los grandes temas de la ultraderecha. Su ideario básico ha pasado a tener un peso notable con un Mazón más débil tras la dana y necesitado de estabilidad parlamentaria para contrarrestar su situación crítica, con una instrucción judicial poniendo en entredicho cada día la gestión de la emergencia del 29-O.
Así, sucede que el mayor respaldo público que ha tenido el barón popular tras los abucheos y gritos de familiares de víctimas en el homenaje de esta semana ha sido el de Santiago Abascal. Mientras, los líderes del PP mantienen un silencio atronador. Miguel Tellado, actual número dos y que se anunciaba como valedor de Mazón, no ha dicho nada en estos días. Y la portavoz en el Congreso, Ester Muñoz, despejó a córner al ser preguntada y dijo que le compete a Mazón decidir si dimite. Es evidente. Es el último poder que le queda y que está utilizando. La gestión de los tiempos es suya. Y más si Génova no entra a presionar públicamente, como no está haciendo. El mutismo en la dirección es total.
La cuestión, así, ahora para el PP es determinar en qué paisaje puede sufrir menos. Y actuar. Su primer gran dilema es si decide por su cuenta, como le permiten los estatutos, o permite que prevalezca la opinión de la sucursal valenciana, aunque sospeche que la mano de Mazón puede estar detrás.
En todo el panorama aparece también el componente judicial como invitado especial, porque si Mazón dimite y convoca comicios y, según toda lógica, no figura en la próxima lista del PP, quedará sin la protección del aforamiento y podría ser investigado inmediatamente por la jueza Nuria Ruiz Tobarra.
Todos estos ingredientes están en ebullición en estas horas junto al factor emocional y familiar. ¿Y mientras tanto? Mientras Mazón y Alberto Núñez Feijóo están con sus cábalas y estrategias sobre la sucesión y el futuro, la acción de gobierno de la Generalitat queda paralizada, en un segundo término y sin una dirección clara. Así está hoy la situación. Lo que no sé si alguien está pensando es en qué escenario pierde menos la Comunitat Valenciana.
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