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Testimonio dana

Dolores Ruiz: "Mazón se fue a comer tan tranquilo y a las seis el agua ya se había llevado a mis hijos y a mi marido, no tiene perdón de dios"

Dolores vio una lengua de agua inmensa llevarse a su marido y a dos de sus hijos en Chiva: “No entiendo las explicaciones técnicas pero sí entiendo de cuando las personas no hacen bien el trabajo, y Mazón no hizo bien su trabajo”

Dolores Ruiz: "Mazón se fue a comer tan tranquilo y a las seis el agua ya se había llevado a mis hijos y a mi marido"

Redacción Levante-EMV

Marta Rojo

Marta Rojo

València

Las camisetas reivindicativas que llevan los familiares de víctimas mortales de la dana en sus comparecencias en la Comisión de investigación en el Congreso llevan sobreimpresa la foto de la cara de la persona que perdieron el 29-O. Menos la de Dolores. La de Dolores no lleva una fotografía, sino tres. La de su marido, Emeterio, la de su hijo mayor, Jesús Andrés, de 46 años, y la de su otro hijo, Javier, de 42. El 29 de octubre de 2024, la familia de Dolores se rompió irremediablemente, cuando su marido y dos de sus hijos fueron arrastrados por el agua delante de sus ojos, en su casa en Chiva. Aparecieron en Cheste y Riba-roja, a kilómetros de donde Dolores, que sobrevivió agarrada a una reja, los perdió de vista. Le queda un hijo, que tiene una discapacidad intelectual y que se ha quedado sin sus mayores apoyos. Y ella misma, que está, lo reconoce, “muerta por dentro”.

“Estoy abrumada pero vengo por defender a mi marido y a mis hijos”, ha resaltado Dolores en el Congreso. Eran lo que más quería y los ha perdido, al “mayor tesoro de todos”. Y de qué manera. De la forma “más horrorosa y tan espantosa”. Sabe que lo que ha vivido es incomunicable. “Lo que yo viví fue un infierno, jamás se me va a olvidar”, ha zanjado.

"Yo era la más feliz del mundo"

El 27 de octubre, domingo, dos días antes del fatídico 29 de octubre, Dolores celebraba su cumpleaños con sus hijos, sus hermanos, su marido y su nieto de siete años. En su casa, en el campo en Chiva. “Yo era la más feliz del mundo, quién iba a pensar que a mí el martes me iban a arrebatar a mi familia”, ha lamentado.

Dos días después, llovía “bastante” en Chiva. Pero, como nadie les avisó de la excepcionalidad, pensó que sería “como las otras veces”. A las cuatro y media de la tarde, su hijo pequeño, Javier salió de su casa para ver cómo iba el río. “Volvió nervioso perdido diciendo: vámonos de aquí, baja muchísima agua, tanta que no se ve por dónde viene”, ha relatado. Así que salieron de la casa y, por el exterior, se subieron a las ventanas de la fachada, los cuatro, con los perros de ambos hijos.

Fue cuestión de segundos. Cuando intentaba encaramarse al poyete de la ventana, su hijo soltó momentáneamente al perro, que fue arrasado por el agua. Fue a por él, su hermano intentó ayudarle y el padre de los dos, salvarlos a ambos. Los tres desaparecieron de su vista en un instante. En València, a las 17.15, el tercer hermano, una persona con discapacidad intelectual, llamaba repetidamente al 112. Tantas veces llamó que le dijeron que ya lo conocían. “Ya hemos mandado ayuda”. “Mentira, nadie fue”, añade Ruiz.

Dolores Ruiz en la comisión de la dana en el Congreso

Dolores Ruiz en la comisión de la dana en el Congreso / Redacción Levante-EMV

Ahora, "muerta por dentro"

En ese día, Dolores, que se reconoce “muerta por dentro”, ubica el final de sus días de felicidad. En casa de su hermana, no podía hablar. Mojada, temblando, traumatizada, no había nada que decir. “Al día siguiente fuimos a buscarlos y no los vimos, porque estaba todo encharcado de barro y no se podía pasar”, relata. Pensaba que podrían haber sobrevivido enganchados a un árbol. Aparecieron a kilómetros -el 8, el 9 y el 11 de noviembre-, cada uno en una localidad diferente, y Dolores, desde entonces, vive en su piso de soltera en Xirivella. A Chiva no puede volver. “Lo he perdido todo; la familia y la casa, que era el trabajo de mi marido y de mis hijos”, ha lamentado.

Desde el primer día, las pesadillas. Luego se fue enterando de los detalles, de las explicaciones. “Primero pensé que éramos nosotros solos porque vivíamos en el campo. Cuando me informé de lo que había pasado me di cuenta de que me los habían arrebatado como a muchos otros”, explica. El por qué lo tiene claro: “por no hacer las cosas bien hechas quien tenía que hacerlas”.

"Mazón se fue a comer tan tranquilo"

“Las personas no son tontas”, asegura Dolores. “Si hubiesen puesto la alarma como la tenían que poner estarían vivos mis hijos y mi marido”, ha recalcado. Dolores habla con sencillez e insiste en que no estudió. “Carmina, Rosa, Ernesto, saben mucho, se saben las explicaciones y saben de todo, pero yo no”, explica. No le hace falta. Por eso no trae apuntes ni documentos, porque las explicaciones que considera que tiene que dar son la historia de su familia. “Yo vivía en el campo, era la persona más feliz del mundo con mi vida y mi familia y no entiendo de muchas cosas, pero sí que entiendo cuando las personas no hacen bien su trabajo, y este señor [Mazón] no hizo bien su trabajo”, ha denunciado. No hizo su trabajo, asegura, cuando se fue a comer al Ventorro. “Sabía que el Poyo no iba seco, que iba lleno de agua, se fue tan tranquilo y mis hijos y mi marido a las seis ya se habían ido, mientras él estaba comiendo”, ha añadido Dolores. Es, ha dicho, ”injusto”. “Para eso no hay perdón de dios”, ha señalado.

Dolores Ruiz en la comisión de la dana en el Congreso

Dolores Ruiz en la comisión de la dana en el Congreso / Redacción Levante-EMV

Dolores insiste, otra vez, en que no he estudiado nada. De hecho, dice, ni siquiera sabía lo que era el barranco del Poyo. “Pero sí que entiendo que mi familia está por encima de todo y que voy a pelear por ellos y para que paguen las personas que no han hecho bien su trabajo”, concluye.

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