La noche horrible de Álex el 29-O: “Una señora mayor atrapada nos dijo que nos olvidáramos de ella y fuéramos a por los jóvenes”
Alejandro Carabal es bombero en el Ayuntamiento de València y esa noche estaba fuera de servicio pero pasó horas ayudando en rescates
Este miércoles ha comparecido en la comisión de investigación de la dana en el Congreso de los Diputados

La noche horrible de Álex el 29-O: “Una señora mayor atrapada nos dijo que nos olvidáramos de ella y fuéramos a por los jóvenes” / Redacción Levante-EMV

El 29 de octubre de 2024, Alejandro Carabal, Álex, estaba ya en pantalón corto y camiseta, la ropa de ir por casa, a última hora de la tarde. En su piso de Massanassa, con su mujer, con su hija, en una segunda planta, y fuera de servicio de su trabajo como bombero del Ayuntamiento de València. Pensaba que tenía la tarde para descansar. “Esa noche no sabíamos que ese agua iba a llegar aquí, aunque luego lo piensas en frío y dices: si está allí arriba, tiene que bajar”, relata. Así, con esa escena hogareña, ha empezado su comparecencia en la comisión de investigación de la dana en el Congreso de los Diputados, como asociado de Damnificados Dana Horta Sud.
“Vimos una ola”. No había otra forma para definir lo que bajaba por su calle. Su mujer le gritó: “¡Álex, mira a ver qué pasa!”. Su hija, presagiando algo malo, se tapó los oídos, como para aislarse de lo que iba a pasar en las próximas horas. Desde el balcón, vio que un conductor había perdido el control del coche por el agua que ya empezaba a bajar por la calzada. “Con el móvil haciendo luces, intentaba indicar a los otros coches que se desviaran por la calle peatonal, que estaba más en alto”, ha relatado. Pensaba que había habido algún tipo de salida de agua en su calle.
Así que bajó, tal como iba, en pijama de pantalón corto pero -aún lo agradece- con zapatillas, a echar una mano. Sobre todo a los coches, porque los contenedores ya empezaban a flotar y los golpeaban. Aún pensaba que un golpe era lo peor que le podía pasar a un vehículo y a su conductor esa noche. Al pasar por delante de la residencia de personas mayores, vio a los trabajadores de residencia concentrando a las personas en silla de ruedas frente al ascensor. “Recuerdo haber pensado: mucha gente para un solo ascensor”.
Se fue la luz. Luego volvió. Se volvió a ir. La familia le hacía señas desde el balcón para que subiera, pero les indicó con un gesto que iba al cruce, a ayudar a la gente más mayor a cruzar la calle, ya completamente impracticable por el agua. Luego supo que, desplazándose, su mujer y su hija lo perdieron de vista durante horas, porque un árbol les tapaba la visión. Si hubiera sido al revés, si hubiera sido él quien no hubiera sabido dónde estaban ellas durante horas, reconoce, no lo hubiera soportado
"Entra y mira si lleva oro"
“Tenemos todos lagunas de esos días en cuanto a horarios, a hechos”, reconoce. Pero hay cosas que Álex no ha podido olvidar, como la ayuda de sus vecinos Juan, policía local de paisano, y Jorge, que empezaron, junto con él, a trasladar a los heridos a un patio, donde otro vecino profesional sanitario los atendía. O las imágenes de los rescates de personas que estaban a punto de ahogarse desde las ventanas. “Es imposible que se sepa cuánta gente se ha podido rescatar de esta manera, pero esa cifra tiene que ser grande”, asegura. Muchos se salvaron por su propia pericia: quedarse en un árbol, atarse con un cinturón a una farola, todas las formas de “resistir y luchar” han ayudado a que la cifra de víctimas no haya sido, finalmente, mucho mayor.
Otros intentaron que se priorizara a quienes tenían una vida más larga por delante. “Una señora mayor atrapada nos dijo que nos olvidáramos de ella y fuéramos a por los jóvenes”, relata. A otra mujer mayor solo pudo acceder cuando ya había muerto ahogada en su planta baja. Una familiar, que no podía soportar la visión del cuerpo, le pidió un favor: “Entra y mira si lleva oro, por favor”. Se vio obligada a dejar a la fallecida en una casa con las puertas y paredes reventadas y temía que los saqueos que vinieron en las horas siguientes se cebaran con los recuerdos familiares.
Tampoco olvida lo que le hizo darse cuenta de que algo grave estaba pasando. “Empezaron a venir cosas flotando. Una cama, una botella de butano”, detalla. Y, sobre todo, productos de los supermercados de la avenida, al otro lado de la manzana, que le hicieron darse cuenta de que el alcance del daño iba más allá de su calle. Después de los lineales de la tienda, llegaron los trabajadores del local, arrastrados por el agua.
Horas en un "efecto burbuja"
Aun así, reconoce que vivió durante horas sumido en un “efecto burbuja”. Hasta donde estaba llegaban gritos, luces, el sonido de los cláxones. No recuerda el agua fría que le envolvía, solo después se dio cuenta de que tenía síntomas de hipotermia en los dedos de los pies. “No podíamos con todo, avanzábamos, retrocedíamos, no sabíamos si las alcantarillas estaban abiertas o no y nos veíamos obligados a pisar con cuidado”, explica.
Se emociona al pensar en la imagen del parque donde juegan los niños de todos los vecinos inundado. Actuó, esa noche, como centro de mando o de organización de la ayuda. Solo con el paso de las horas se dio cuenta: “Lo que había pasado era muy bestia y se nos había ido de las manos”.
A la comisión, Álex ha venido con un deseo: “Que pasara aquí lo que pasó allí; en mi pueblo se trabajó codo con codo, los concejales no miraron de qué partido eran”. En respuesta al diputado de Sumar Nahuel González, que ha revelado que el exdiputado de Ciudadanos Toni Cantó le ofreció salir en directo en la televisión desde la zona cero siempre que atacara al Gobierno de España, Carabal ha lamentado que “la sociedad está perdiendo la fe en la política y eso lleva a los bulos, a los pseudoperiodistas, a los extremos, a la abstención”. “No podemos desengancharnos de la política”, ha considerado.
"Llanos (Vox) nos escupió en la cara"
Y ha respondido también al diputado de Vox Ignacio Gil Lázaro, al que ha recordado que su compañero de partido, José María Llanos, dijo que las primeras asociaciones en constituirse eran los verdaderos interesados. “Nos escupió en la cara a nosotros y a las víctimas. Con el año que llevamos y encima escuchar eso…”, ha reprochado.
De ahora en adelante, ha reclamado la revisión de los protocolos si es necesaria pero, sobre todo, su aplicación “en tiempo y forma”, además de más recursos para salud mental y mayor control del estado psicológico de los niños y niñas. Todo ello servirá para evitar, dice, la “psicosis”. “El último ES-Alert se lanzó en tiempo y forma, se hizo como se tenía que hacer y la gente se fue de madre: llorar, pánico, subirse a sitios altos…”, ha concluido.
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