S. C., Valencia

La pérdida de dos fuentes radiactivas de muy escasa potencia -concretamente de categoría 5, la de mínimo riesgo, de acuerdo con la clasificación establecida por el Organismo Internacional de la Energía Atómica- por parte del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) constituye un hech«absolutamente aislado que se debió a un error humano en el transcurso de una obras de remodelación» que se estaban realizando en sus instalaciones y que en modo alguno puede empañar la trayectoria que ha venido desarrollando este prestigioso centro investigador, según declaró ayer a este periódico el director del IVIA, Florentino Juste.

Es más, el responsable de este instituto, dependiente de la Conselleria de Agricultura, aseguró que tanto los laboratorios del IVIA como el proceso de gestión de los residuos se ciñen a las normas «más estrictas y rigurosas» en materia de seguridad. El centro dispone de contenedores específicos para almacenar todos los productos tóxicos, así como una estancia preparada para la misma finalidad, al tiempo que una empresa especializada y contratada al efecto se encarga de la retirada y destrucción de esa clase de material sin que jamás se haya producido el más mínimo incidente.

El director del IVIA destacó también que «debemos ser uno de los pocos centros de esta naturaleza que tiene en plantilla a un persona que se dedica exclusivamente a la gestión de los riesgos laborales y contamos, además, con un comité de seguridad para evaluar los riesgos y con laboratorios dotados de los medios de control más avanzados».