La protesta de ayer estaba convocada por colectivos, entidades ciudadanas y partidos políticos y fueron muchos los ciudadanos anónimos que participaron de forma mayoritaria en la protesta. «Estamos hartos de que el dinero no se invierta donde se debe invertir. Antes de elecciones, aquí había no sé cuantos trabajadores pero luego...parón absoluto», explicaba ayer José Villar, vecino de San Antonio de Benagéber. No en vano, la indignación crece si se tiene en cuenta que, como añadía otro de los participantes, donde antes se invertían once minutos para llegar a Valencia «ahora necesitamos 45, y eso no nos lo podemos permitir». Asunción Fuster, otra vecina de l'Eliana que ayer marchó con la caravana, explicaba que la CV-35 no se puede quedar así por una razón obvia: no se ve. «Las líneas se confunden, te marean, te hacen dudar y es un peligro», explica. Y es que, en los accesos provisionales, la señalización es tan engañosa que, como concluye otro residente, «a veces crees que conduces entre trincheras».