Son las 10:30 y la estación de Loriguilla-Reva está vacía. Tan solo unos operarios de Adif que están realizando tareas de mantenimiento y poca actividad más. Ningún empleado atiende en una ventanilla que está tapiada con madera desde su interior. En contra, unas máquinas de autoventa de billetes y tornos de los modernos completan los servicios en su interior, junto a una pantalla digital con los próximos trenes. Aunque sin dejar de lado el clásico tablón con todos los horarios. Resulta curiosa la soledad, cuando el casco urbano loriguillano está más cerca de la parada de tren, de lo habitual en esta línea de Cercanías C3. A pesar de esto, el apeadero está rodeado de naranjos que concuerdan con la paz latente. Desde los altavoces se escucha una voz advirtiendo a los pasajeros la prohibición de cruzar la vía, deben utilizar el paso inferior. Sin embargo, no hay nadie. Habrá que esperar hasta la llegada del convoy de las 11 para poder ver a vecinos que utilicen el servicio.

?Y es que con alrededor de 2.000 habitantes, la estación sirve para conectar Loriguilla con el centro de València. Un total de 26 trenes diarios pasan en dirección al cap i casal, por uno menos hacía Cheste. Pero la estación no solo es para los loriguillanos, también sirve a Riba-Roja del Túria a pesar de que su núcleo urbano está a unos ocho kilómetros. La residencial Reva y el polígono industrial Poyo de Reva que se ubican al otro lado del andén, pertenecen al municipio riba-rojero pero son claves para darle vida al transito de la estación. «Hay cerca de 550 empresas en la zona, 1.200 residentes en la urbanización y sobre 7.000 trabajadores», destaca Roberto Raga, alcalde de Riba-Roja, en declaraciones a Levante-EMV que demuestran la importancia del enclave. «Se ha ido devaluando y es una lástima. Me he reunido con empresarios que se quejan de la poca movilidad que tienen sus empleados cuando tienen la parada al lado», se queja el munícipe.

?Una reclamación que también llega del otro lado. El alcalde de Loriguilla, Manuel Cervera, denuncia que «nos están matando la línea, los vagones son tercermundistas». Ambas poblaciones comparten un autobús que va desde Riba-Roja hasta el polígono industrial, con tres paradas y otra pedida por los empresarios, pasando por Loriguilla y el apeadero incluido.

El servicio, por el que pasan diariamente 120 usuarios, está activo desde octubre y es gratuito de momento. Ambos alcaldes creen necesario poder mejorar la accesibilidad para personas discapacitadas, además de «electrificarlo y bajar el tiempo de espera con una mayor frecuencia», especifica Raga.

«Aquí no hay ni revisor»

Con el paso del tiempo, empiezan a aparecer vecinos que pasean por los campos. Una de ellas Laura, residente local, que se queja de que «como aquí no hay revisor ni nadie que te cambie los billetes, no sabes cuando puede pasar, y si hay un retraso, ni te avisan, ni te dan una explicación ni nada», aunque al menos «si hay algún problema con la máquina, no te penalizan. Entras, se lo dices al revisor y el te saca el billete», aclara.

Los vecinos están satisfechos con el servicio, «bastante gente de Loriguilla suele cogerlo. El que no quiere tener problemas de aparcamiento en València, pues coge el tren», cuenta Ramón que anda junto a su esposa Agustina.

«Hay quien lo coge todos los días para ir a trabajar. Algunos van con el coche a Riba-Roja, lo aparcan allí y cogen el metro», dice Agustina que piensa que «la gente se iba al metro cuando el tren llegaba hasta San Isidro, pero desde que acaba en la Estación del Norte han vuelto a coger el tren», asegura.