Más áreas deportivas, dotacionales y espacios verdes conservados. Es el futuro que tendrán los 1,3 millones de metros cuadrados «liberados» en Riba-roja después de que se hayan rechazado administrativamente hasta tres planes urbanísticos que estaban vigentes desde hace años y que fueron tramitados por los anteriores gobiernos.

La mayor parte del suelo que tendrá otros fines a los designados en su día procede del PAI Porxinos, impulsado por una empresa ligada al Valencia CF y que preveía levantar más de 2.700 viviendas, un campo de golf y una ciudad deportiva sobre 1,2 millones de metros cuadrados a las afueras del municipio. El primer plan fue tumbado, primero por el TSJ y después por el Tribunal Supremo en 2015 y, a partir de ahí, se inició la gestión de un segundo plan urbanístico que también fue rechazado por la Generalitat el pasado año 2017. Dos años después sin movimientos por parte de los impulsores, hace unos días, el Consell lo cerraba definitivamente al dar por caducado el documento de alcance del estudio ambiental y territorial estratégico (Daeate).

Desde el consistorio han aplaudido el cierre del proyecto ya que supone un punto y aparte para poder ahora «conservar el ecosistema actual y destinar las áreas afectadas a diversos proyectos dotacionales y ambientales compatibles con los parámetros establecidos en el programa electoral en el que se confería prioridad a las políticas verdes y ecologistas».

Según fuentes municipales, el segundo de los planes rechazado por la Generalitat es el del Quint, en el que se propuso construir 1.555 viviendas junto a la carretera de Manises. La zona, ahora, acogerá la futura Ciutat Esportiva. A estos dos proyectos se suma un tercero: el previsto en la zona de Pacadar y que, según fuentes municipales, se ha desechado «por su enorme impacto sobre la zona y su escasa visión de futuro». El alcalde, Robert Raga, ha mostrado su «satisfacción» por el final de estos tres planes urbanísticos: «Finalmente ha imperado el sentido común».