Los llirianos cumplieron con el voto hecho por el Consell de la Vila de acudir en peregrinación todos los años hasta la fuente donde se alza el ermitorio de san Vicente Ferrer en acción de gracias por haber resucitado para Lliria, sus gentes y tierras, un manantial, del que dijo el santo nunca más se secaría. Se trata el único milagro de San Vicente que todavía y a fechas de hoy, todavía permanece vivo, de los más de 840 milagros reconocidos por la Iglesia para su canonización.

La ermita B. Bueno

 La Cofradía de san Vicente Ferrer cumplió el lunes la promesa y muy de mañana se desplazaron a pie desde el pueblo hasta el Parque Natural de san Vicente portando su reliquia, la cual fue llevada por los miembros de la Cofradía y entrada a la ermita por su presidente Antonio Castellano, que depositó en el altar mayor para la veneración de la gente.

No hubo ningún acto oficial ni masivo organizado, pero el paraje, el ermitorio y el santo fueron visitados por numerosas personas, generalmente en familia, que guardaron las medidas de seguridad. El pequeño templo lucía con sus mejores galas después de haber estado cerrado por la pandemia y restauraciones y, en adelante, abrirá los fines de semana.

Interior del templo B, Bueno

El Parque Natural, con la fuente y el lago de las aguas bendecidas estaba en perfecto estado de mantenimiento, muy limpio y muy cuidado, con sus aguas cristalinas y llenas de peces. No hubo romería oficial, pero los llirianos no por eso dejaron de acudir a cumplir con la tradición. El día acompañó la celebración discreta, silenciosa y ordenada de los peregrinos.

El miracle de la Font de Lliria

Liria allá por el año 1410 era una villa real cercana a la ciudad de Valencia que contaba sobre unas trescientas casas con dos mil habitantes. En este año una pertinaz sequía asolaba la ciudad y las fuentes disminuyeron hasta el extremo de tenerse que tasar el agua para el consumo y dejando sin cultivo las tierras hasta el extremo de preocupar el movimiento emigratorio que se estaba produciendo.

Así las cosas una comisión de vecino con las autoridades civiles fueron en busca de San Vicente Ferrer, que se encontraba entonces por el sur de la provincia de Valencia y el Norte de Alicante. Le expusieron su problema y el día 26 de Agosto el Santo se presentó en Liria. En principio les dio palabras de consuelo y les prometió el remedio para conseguirlo de Dios Nuestro Señor. Dispuso un ayuno de tres días y seguidamente el día 30 de Agosto de 1410 organizó una procesión solemne de rogativa al lugar donde está situado el manantial.

Vida y milagros de San Vicente Ferrer B. Bueno

Llegados allí, el Apóstol de la Paz, recorrió el exhausto manantial visurando la pobreza de sus linfas otrora tan abundantes y frente al "Ull Redó" y al pie del olivo que perpetúa su nombre y resguardado por su sombra, con aquella su palabra fácil y verbo cálido, les exhortó a la oración y penitencia. Tras ello el mestre Vicent rogó a Dios con las siguientes palabras en su lengua valenciana: Creixerà i minvarà/ però per a beure/ mai en faltarà/.

Estas mismas palabras en castellano vendrían a decir: Crecerá y disminuirá pero para beber nunca faltará. San Vicente lo bendijo y en el mismo instante se vio crecer el agua abundante. Cosa que así ha sucedido hasta le fecha, abasteciendo de agua a la población y regando sus huertas aun a pesar de las tremendas sequías que de vez en cuando volvían a asolar la ciudad.

Es pues el único milagro de San Vicente que todavía y a fechas de hoy, todavía permanece vivo, de los más de 840 milagros reconocidos por la Iglesia para su canonización.