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El valenciano que trabaja en las minas de oro de Australia

David Expósito se desplaza en avión cada dos semanas hasta el yacimiento, a 1.000 km de Perth

Expósito embarcando en el avión que le lleva a Gold Fields, en el desierto.

La historia de David Expósito es la de tantos jóvenes españoles que han emigrado por dos razones. La primera, por cumplir con la exigencia de aprender y hablar inglés; la segunda, por encontrar un trabajo que le valga para vivir dignamente. Ante la temporalidad de todo lo que encontró en España y con más ganas de viajar que de afianzarse, el joven de Loriguilla escogió Australia para no tener opción a volver: «Irme a Inglaterra o a Irlanda como todo el mundo no quería, porque el hecho de estar tan cerca de España podía estar tentado a renunciar y a volver a mi zona de confort».

Uno de los empleos que tuvo al llegar a Australia fue el de recolectar arándanos en una plantación. Al lado, pepitas de oro.

Lo que encontró en Australia, tras varios meses de periplos, fue un empleo en el departamento de logística de una mina de oro, Gold Fields, con sedes en Australia, Perú, Sudáfrica y África Occidental. Su sede, en concreto, está a en mitad del desierto, a 1.000 kilómetros de Perth, donde hoy reside. Su rutina de trabajo es tan ajena a lo convencional como todo lo demás: la multinacional fleta un avión para los empleados, entre los que se encuentra David, y los traslada hasta la excavación. Allí trabaja 12 horas al día durante dos semanas, sin descanso, y vuelve a Perth donde descansa siete días para volver a empezar el proceso.

El valenciano que trabaja en las minas de oro de Australia

Este empleo «Fifo» (el acrónimo en inglés de Fly in-Fly out, entrar volando y salir volando), es uno de los mejor pagados del continente, por lo que David se siente un afortunado. Aproximadamente el 2 % de la población en Australia trabaja en el sector de la minería, con un salario medio de 110.000 dólares australianos al año. «Durante un año y medio recorrí el país trabajando en todas las ciudades: Sydney, Melbourne, Canberra... en una granja de cerdos, recolectando arándanos, haciendo queso en una fábrica o en una bodega de vinos», explica. Entonces, asentado en Perth, salió una vacante en el departamento de logística de la empresa y aplicó. Ahora controla los stocks de la empresa y convive con los miles de trabajadores empleados en la industria. Residen a 10 minutos en autobús de la excavación en villas y resorts construidos adhoc para los trabajadores, algo parecido a los hoteles de categoría alta, con habitaciones y baños privados para cada uno y con comida y transporte incluidos en las jornadas laborales. Hoy por hoy, con sus 24 años, Expósito asegura que es «la experiencia más importante que he tenido en mi vida».

Aunque es abogado de profesión, se encuentra cómodo en la logística. Le atrajo el sector de la minería «por lo diferente a todo que es» y le ha salido bien, además de permitirle viajar por todo el continente durante la semana que tiene libre.

Expósito entró en Australia con la Visa Work and Holiday 462, un permiso residencial del que gozan los españoles que llegan al continente y que puede prolongarse durante tres años. Antes de decidirse, compaginó sus estudios en Derecho con la concejalía de Deportes y Juventud en el Ayuntamiento de Loriguilla. Cuando en las elecciones de 2019 lo dejó, decidió emprender su viaje más trascendental.

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