Llíria recupera sus Trulls de Daüd o Bodegas de Francisquito. Dos siglos de historia de una bodega que vuelve a ponerse en marcha para darle un toque moderno y cultural, pero manteniendo su patrimonio municipal.
Según los estudios arqueológicos y las catas realizadas recientemente, esta bodega valenciana de arquitectura preindustrial data su origen entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. La construcción está ubicada cerca de la zona de la Venta y la Plaza Beata María Ràfols.
"Se trata de una bodega bonita y estética con una arquitectura poco vista en construcciones así"
A pesar de que comúnmente recibe el nombre de “bodega”, realmente es una almazara, aunque la palabra valenciana con la que se le conoce es “trull” con el siguiente significado: “molino que muele las olivas para la fabricación de aceite”, cuenta Miquel Sánchez, arqueólogo de Llíria.
Una arquitectura diáfana y con una bóveda única
“Es un edificio genial, con unos depósitos increíbles para almacenar muchos litros de vino”, explica a Levante-EMV. Arquitectónicamente es grande, funcional y cuenta con dos plantas diáfanas, con lo que garantiza su buena iluminación en toda la estancia. Es un inmueble de planta rectangular con una fachada de mazonería ordinaria con pequeños orificios.
En la primera planta se encuentra un sistema de forjado y una bóveda tabicada en el techo. “Se trata de unas formas poco vistas en las bodegas, con lo que es bonito y estético”, afirma el arqueólogo. Sin embargo, hasta el día de hoy han sido unas instalaciones vacías, con falta de vida.
La idea del ayuntamiento es dotar al edificio de nuevos equipamientos culturales para ampliar su oferta en otros barrios del pueblo en crecimiento como este, a la vez que permitir la pervivencia del inmueble durante más años.
Un posible interés turístico para el pueblo
Gracias a las mejoras que se irán realizando próximamente se podría convertir en un edificio de interés turístico para el municipio. “Pero las rehabilitaciones de edificios históricos van siempre lentas”, afirma Miquel Sánchez. Aun así, su recuperación se encuentra todavía en una etapa muy temprana, donde no se sabe a ciencia cierta si estará abierto a visitantes, pero desean que se haga posible.
Por el momento, el objetivo fundamental es acabar de recuperar el edificio, con lo que es difícil concretar a día de hoy cuál será su futuro uso exactamente. Dentro de los trabajos a realizar, se encuentra la eliminación de elementos impropios del inmueble, reparación de la cubierta y mejorar la accesibilidad a la segunda planta.
Sin embargo, se pretende situar una biblioteca y un museo etnológico que mostraría elementos tradicionales y costumbres propias de la cultura agrícola de Llíria. Con ello se aportaría un valor didáctico al edificio.
Pocas subvenciones y lentas
Actualmente cuenta con una inversión por parte de la Diputación de Valencia, derivada del Plan de Inversión 2022-2023, que suma los 209.020 euros para restaurar y conservar las instalaciones, que se encuentran enmarcadas y catalogadas por su elevado valor cultural y patrimonial.
Con ello se persigue su puesta en valor y al servicio de la ciudadanía. Aunque según aseguran: “No fue hasta 2019 cuando se abrieron las líneas de subvención para rehabilitar el edificio”, afirma para Levante-EMV.
Pero antes de 2019, el año anterior, los Trulls de Daüd ya habían sido seleccionados por la Generalitat para participar en el Programa Operativo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Comunitat Valenciana. Desde entonces la iniciativa no ha ido mucho más adelante.
Durante su historia ha sufrido diferentes reformas. Sin embargo, se trata de la primera bodega que usó captación eléctrica para poder usar luz dentro. “Esto resulta curioso, ya que hay que recordar que Llíria es un pueblo agrícola, aunque se encuentre cerca de Valencia”, comenta Miquel. A pesar de que se desconoce su uso inicial y la razón de su construcción, el edificio es conocido por haber sido venta, cuartel y “trulls” de vino.
