Alrededor de un millar de personas se citaron ayer en el aeródromo de Requena para alzar sus miradas hacia el cielo. No era por el tiempo, que lució soleado para goce de los allí presentes. El motivo fueron la quincena de aviones históricos y otras atracciones como dos cazas Eurofighter, paracaidistas o helicópteros que sobrevolaron ayer la pista requenense para celebrar el XV aniversario de la Fundación Aérea de la Comunidad Valenciana (FACV).

Desde las diez de la mañana los amantes de la aeronáutica pudieron disfrutar de una concentración de estos aviones históricos, cuya condición para serlo es «que ya no se fabriquen, no estén en servicio y tengan al menos 35 años de edad», según explica Julián Oller, vicepresidente de la fundación, que se dedica a la «recuperación, reconstrucción y puesta en vuelo» de estas «obras de arte» voladoras y que recientemene ha sido distinguida con el Premio Ejército del Aire 2018 en la categoría «Promoción de la cultura aeronáutica».

En un día que el aeródromo de Requena decidió declarar de puertas abiertas -cosa que aprovecharon alrededor de mil aficionados-, estas «antiguas glorias» de la aviación volvieron a serlo durante unas horas en las que volvieron a alzar el vuelo.

Entre ellos también los hubo que no volaron. En concreto, una maqueta de uno de los aviones con más historia de todo el mundo: una réplica del Blériot XI, el primero con el que se cruzó el Canal de la Mancha entre Francia y el Reino Unido hace ya más de un siglo, en el año 1909. Se trataba de piezas motorizadas realizadas con madera y tela que fueron capaces de surcar de forma pionera nuestros cielos -cuando hasta el momento tan solo lo hacían los pájaros-, y que son el origen de los grandes aviones que hoy en día ya nos permiten cruzar no solo canales, sino también continentes y océanos enteros.

Pero los «viejos rockeros» no estuvieron solos, sino bien acompañados por otras máquinas más modernas. Así, la jornada de celebración recibió la visita de dos cazas Eurofighter procedentes de la base de Morón de la Frontera, que sorprendieron no solo a los asistentes a la cita, sino a los vecinos de las localidades más cercanas al enclave aeronáutico. Asimismo, tampoco se perdieron el evento un avión Casa C212 Aviocar del Ejército del Aire o un helicóptero de la base de Bétera, entre otros.

Pero el espectáculo no solo lo dieron las máquinas aladas -o aspadas en algún caso-, sino también los profesionales de la Escuela Militar de Paracaidismo «Méndez Parada» de la base aérea de Alcantarilla (Murcia), que ofrecieron una exhibición de salto en paracaídas mientras los asistentes no le quitaban un ojo al cielo.