La comarca de Requena-Utiel es sin duda alguna la unidad espacial más identificada con su viñedo, que cubre una superficie de casi 36.000 hectáreas -el 66 % del total provincial-, con una cosecha media que supera el millón y medio de hectolitros. La masa vinícola aparece en la demarcación requenense compacta y uniforme, con un predominio de la variedad bobal, una cepa autóctona y perfectamente adaptada por su rusticidad a los rigores climáticos de esta área, cuya altitud media de 750 metros y su fuerte amplitud térmica, incluidas frecuentes heladas de noviembre a mayo, restringen la posibilidad de otros cultivos que pudieran hacer competencia al viñedo. En buena medida se puede hablar de una selección natural de cultivos, en donde sólo los cereales en las cañadas y los almendros (10.400 ha) y olivos (3.900) en las áreas marginales apenas logran desdibujar el monocultivo de la vid.

Por otra parte, en Requena-Utiel también existía una larga tradición ganadera en las ramas de ovino y caprino, hasta el punto de que hasta comienzos del siglo XIX ésta era la principal actividad agraria. Aunque posteriormente quedó muy disminuida, actualmente sigue manteniendo una cabaña ovina de más de 18.000 cabezas (el 16 % provincial). También es relevante la producción de miel, con 7.600 colmenas (el 10 % de la provincia).

Pero las dos ramas en las que Requena-Utiel destaca poderosamente sobre el resto de la provincia con las de porcino y las avícolas. Las granjas de porcino, con sus casi 12.000 cabezas, suponen más de la cuarta parte del total provincial, y se localizan en su mayor parte en Utiel, Camporrobles y Fuenterrobles. Mientras, las granjas avícolas, con más de tres millones de cabezas (la tercera parte de toda València), se localizan en Sinarcas, Fuenterrobles y Utiel. Una parte de la producción se dedica a carne con matadero industrial en Utiel, y la otra a ponedoras de huevos, especialidad en la que varias empresas de Sinarcas son líderes en el abastecimiento a las grandes cadenas de alimentación que operan en València.

Miel, cereales y caza mayor

En el Valle de Ayora-Cofrentes el ejercicio de la agricultura no goza de muchas facilidades debido a la escabrosidad del relieve. Las pocas tierras útiles se limitan a las estrechas y alargadas vegas que serpentean siguiendo los cursos de los ríos Júcar, Cabriel, Zarra y Reconque. La superficie cultivada se ve reducida así a unas 15.000 hectáreas, lo que apenas representa el 13 % de todo el territorio comarcal. Una tercera parte (5.000 ha) está dedicada a cereales (trigo, cebada), forraje y girasoles, localizados principalmente en Ayora y Jarafuel. También hay cierta presencia de almendros y viñedos. No obstante, el cultivo más tradicional y mejor repartido por todos los municipios de la comarca es el olivo.

La tradicional ganadería doméstica de la comarca prácticamente ha desaparecido a raíz del éxodo rural de la segunda mitad del siglo XX. Quedan unas 20.000 cabezas de rebaños de ovino-caprino.

La producción de miel y derivados es sin lugar a dudas la que mayor renombre ha dado a la comarca y muy especialmente a Ayora, donde se concentran 15.000 colmenas, una cuarta parte de todas las de la provincia.

El municipio ayorino también ha potenciado la práctica cinegética con la creación de grandes cotos vallados para la caza mayor (ciervos, corzos, jabalíes).