El ejército estudia demoler varias casas arrancadas por el río Magro en una pedanía de Requena

La crecida del Magro casi deja aislada esta aldea al llevarse por delante uno de los dos puentes que la conectan con la CV429

Así fue la crecida del Magro en Hortunas

L-EMV

Íñigo Roy

Íñigo Roy

Los vecinos de la pedanía requenense de Hortunas no recuerdan una riada igual. Ni ellos ni sus padres. Este núcleo aislado se ha convertido en la zona cero de la riada del Magro en el término municipal de Requena. Los 2.000 metros cúbicos por segundo agua que llegaron al embalse de Forata pasaron antes por la pedanía, junto a las casas, y no respetaron nada.

Aunque no ha habido víctimas mortales sí muchas materiales. La zona más afectada ha sido la calle Rambla, situada junto al cauce del río. Allí las casas no solo se han inundado. La fuerza colosal del Magro ha arrancado literalmente algunos inmuebles del suelo y se las ha llevado unos metros río abajo. Los vecinos lo tienen claro: "Ha sido una barbaridad. Una locura. El río bajaba como si fuera el Ebro y se ha llevado las casas por delante".

Junto a las casas, los puentes. Hortunas se encuentra situada en un enclave privilegiado en la fértil vega del río Magro, muy cerca del cauce y flanqueada también por una rambla.

La crecida del río y de la rambla dejó la pedanía en una situación crítica. Aislada, por la carretera CV429 hacia Yátova y con solo un carril hábil en sentido Requena. El puente que cruzaba el río hacia la Hoya ha desaparecido y el de la rambla está dañado.

Una de las casas arrancadas por el agua del río

Una de las casas arrancadas por el agua del río / L-EMV

Los ingenieros del ejército acaban de llegar a la pedanía para estudiar los daños en los puentes y también en los inmuebles afectados por la avenida del Magro. La recuperación de algunas de las casas arrancadas por el río es imposible y solo queda su demolición. En cuanto a los puentes, la prioridad de los ingenieros está ahora en abrir y recuperar la conexión de la CV429 hacia Yátova y la pedanía de Mijares, en Buñol, otro punto que ha permanecido aislado hasta ahora.

El puente que conecta Hortunas con Yátova y Buñol, destruido

El puente que conecta Hortunas con Yátova y Buñol, destruido / L-EMV

La Rambla ha sido el punto donde el río descargó con más fuerza. Los vecinos aseguran que toda la fuerza que el Magro arrastraba desde Requena y Utiel se desbordó en este paraje donde el valle se ensancha. "Hasta el 29 apenas había un palmo de agua. Cuando vino la crecida fue increíble. El caudal se ha ensanchado en más de 150 metros y el agua llegó a un par de metros de altura arrastrando coches por la rambla y por las calles".

La crecida no solo casi deja aislada a la pedanía sino que ha cambiado todo su entorno. Lo que hace unas dos semanas era un cauce lleno de maleza y cañas, ahora se ha convertido en un amplio cauce limpio y cubierto de grava. Ni rastro de lodos ni de vegetación. La fuerza del agua se ha llevado por delante todo cuanto encontró por delante.

Sin agua potable

Junto con los daños en casas e infraestructua, la riada ha dejado a los vecinos de Hortuna si agua potable. La empresa adjudicataria del agua lleva días intentando recuperar el suministro, muy afectado por la crecida. Por el momento, los vecinos están haciendo uso de cubas de agua para abastecerse.

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