El restaurante que visitaron los reyes en Utiel y que sufrió la doble inundación: "Perdimos la noción del tiempo"

Juanjo Gómez y su hermana Rosa presenciaron la segunda gran avenida de agua que llegó de noche desde la Rambla, ya que su restaurante se encuentra en el cruce entre el Magro y esta calle que funcionó como un barranco

El rey Felipe y la reina Letizia, con Juanjo y Rosa Gómez en el restaurante Rabieta de Utiel.

El rey Felipe y la reina Letizia, con Juanjo y Rosa Gómez en el restaurante Rabieta de Utiel. / RR

Amparo Soria

Amparo Soria

Juanjo Gómez y su hermana Rosa abrieron 'Rabieta' hace poco más de un año y medio en Utiel. Estaban cerca de cogerse vacaciones en noviembre cuando el 29 de octubre su bar quedó bajo el lodo. Se encuentra en la calle Héroes del Tollo de Utiel, conocida popularmente como la Rambla. Por la mañana, antes de que el Magro se desbordara, la Rambla ya iba cargada de agua de la sierra. Según las cámaras de seguridad del establecimiento, a las 13:22 el agua reventó las ventanas. A las 14 horas todo estaba ya flotando. Ahí no se había terminado la pesadilla, porque por la noche una gran ola bajó por la Rambla y volvió a inundar el restaurante, que quedó en mitad del cruce de aguas, las de la Rambla y las del Magro. "No puedo decir a qué hora fue, perdimos la noción del tiempo", asegura Juanjo.

Restaurante Rabieta en Utiel tras el paso de la dana.

Restaurante Rabieta en Utiel tras el paso de la dana. / R.R.

De hecho, según reconoce este hostelero utielano de 33 años, "no fui consciente de lo que había pasado hasta que vi a los reyes entrar por la puerta del restaurante". Fue el 20 de noviembre y Juanjo y Rosa habían reabierto hacía solo tres días, aunque de forma parcial. Vaciaron de arrastres el local, tiraron lo que ya no servía, limpiaron y recuperaron lo que pudieron y encendieron las cocinas de nuevo el día 17 para ofrecer el servicio de comida a domicilio. Para cuando llegaron los reyes Felipe VI y Letizia, el salón aún no lo tenían abierto, pero eso no evitó que la reina conociera su recorrido: "Llegó, me llamó por mi nombre, había visto nuestra cuenta de Instagram y preguntó por la carta", asegura Juanjo. "El rey Felipe estaba en la cocina con mi hermana, y la reina le llamó para que viera la carta", señala. Aún así, reconoce que quedó pendiente invitarles a comer, "porque el trato fue impecable".

La anécdota 'real' se produjo tres días después de poder abrir oficialmente el restaurante. Los hermanos Gómez pidieron créditos bancarios para poder ponerse en marcha pronto porque esperar a que llegaran las ayudas suponía poner dinero de su propio bolsillo. Ahora tienen deudas mensuales pero están funcionando con normalidad, aunque costó arrancar: "Nos gastábamos 7.000 euros en un lavavajillas que venía de Barcelona y no podía llegar porque en València las carreteras estaban intransitables". "Que abriéramos en cuestión de 20 días no es algo heroico, era pura necesidad", zanja.

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