La segunda inundación de Utiel que nadie esperaba: de noche, sin luz y sin telefonía
El desbordamiento del Magro sucedió en torno a las 14 horas del fatídico 29 de octubre, pero el vecindario no esperaba que una segunda avenida llegara desde la sierra, a través de la calle la Rambla, cerca de la media noche y que volvió a sepultar de lodo y arrastres el casco antiguo de Utiel

Utiel, tres meses después de la doble inundación que sufrió tras la dana / Germán Caballero

Parece increíble que más de cien días después del 29 de octubre sigan apareciendo hechos que no han sido abordados. Las terribles imágenes de cómo Utiel se ahogaba en torno a las 14 horas del mediodía bajo dos metros de agua que se desbordaba del río Magro son ya parte de la memoria colectiva valenciana. El coche de la Policía Local arrastrado, el rescate de una vecina y su mascota con un helicóptero de la Guardia Civil o vecinos siendo sacados de sus viviendas en tractores son escenas que trascenderán al presente, incluso cuando la dana ya no sea un tema del que se siga hablando en cada encuentro social. Sin embargo, solo en Utiel saben que aquel fatídico día no solo trajo una inundación, sino dos, al filo de la medianoche, cuando ya no tenían luz ni cobertura móvil. Una segunda avenida de agua, esta vez desde el norte, de la sierra, bajó por la calle de la Rambla y chocó contra el cauce del Magro, creando de nuevo una gran ola que volvió a cubrir el casco antiguo ante la estupefacción de los residentes.
El vecindario había comenzado ya a sacar algunos enseres a las calles y evaluaban los daños. Desolación total. La gran crecida comenzó sobre las 13:30 horas y se prolongó hasta la media tarde, cuando las aguas comenzaron a bajar. Los testimonios de la calle Petrius y Cruz Roja aseguran que se volvían a ver las aceras, y se pudo tomar el pulso de lo que había pasado. Algunos incluso habían empezado a limpiar o sacar los trastos y voluminosos más afectados a las calles.
El alcalde, Ricardo Gabaldón, se pasó la tarde dando vueltas por el municipio, tratando de llegar a algunos puntos clave que se habían establecido como puestos de mando y atención a víctimas improvisados. Uno de ellos era el restaurante el Tollo, junto a la Nacional III, que se encuentra elevado respesto al resto de barrios. Desde allí intentaba guiar a los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluida la Unidad Militar de Emergencias, para que entrara a realizar rescates, encontrar posibles víctimas y atender a la población, en general, pero todo estaba intransitable: coches tumbados en todas las calles, grandes rocas arrastradas y todo tipo de mobiliario urbano impedía el paso de cualquier vehículo.
Según recuerda Gabaldón, cuando lograron llegar al Tollo y coordinarse con todo el personal, se dirigió junto a la concejal Rocío López y un empleado del ayuntamiento hacia el pueblo caminando, ya de noche, a inspeccionar todo lo que había sucedido en viviendas, comercios y hostelería. Precisamente, estando en el restaurante Rabieta, en la calle conocida popularmente como la Rambla, unos gritos desde la calle les advirtieron de lo que iba a pasar: "¡Que viene otra! ¡Que viene otra!". Algunos vecinos gritaban en la calle, tal como recuerda Gabaldón pero también Juanjo Gómez, copropietario junto a su hermana Rosa de este restaurante, ubicado cerca de la intersección del canal del Magro y de la calle la Rambla, donde se produjo un enorme choque de corrientes que hizo que el agua volviera a extenderse por todos los barrios de la ribera del Magro.
Ola como un tsunami
Por esa calle, cuyo nombre popular no está puesto en balde, bajó una ola como un tsunami. "Lo recuerdo y todavía me genera nerviosismo", recuerda el alcalde. "Salimos a ver qué pasaba y vimos venir la ola, desde el norte, y el agua ya nos cubría más de 30 centímetros. Intentamos movernos y fue imposible, así que Juanjo nos insistió en subir al primer piso, porque el agua comenzaba a crecer", recuerda Gabaldón.

Íñigo Roy
"Fue desalentador, parecía que no iba a acabar nunca", señala el munícipe. En el barrio de San Isidro, San Agustín, la Fuente y la Alameda, las aguas rozaron los dos metros de altitud. Fermín Gámiz y Consuelo Chamante, de la calle Pertuis, al otro lado del Magro y la rambla, aseguraron a este diario que esta segunda avenida de agua fue todavía peor, se alcanzaron cotas más altas. Sobre todo, porque el factor sorpresa fue determinante, ya que nadie esperaba ni comprendía de dónde venía toda esta crecida.
De hecho, Juanjo, copropietario de la Rambleta, reconoce que la confusión era total: "Había tanta agua en la Rambla que yo ni siquiera veía el desbordamiento del Magro, solo veíamos una gran pared de agua que pensábamos que había algo en el suelo, pero era el choque de las dos corrientes, la del Magro y la Rambla", explica.
Sin explicación a la nueva avenida
Este diario consultó a la Agencia Estatal de Meteorología sobre esta circunstancia que todo el mundo en Utiel recuerda, pero no pudo aportar información. Todo apunta a que las células tormentosas que componían la dana y que se desplazaron hacia el norte por la tarde, descargando agua, podrían haber producido esa avenida desde el norte de Utiel, ya que la calle la Rambla recoge históricamente las aguas que vienen desde la sierra. Una circunstancia que no ha podido ser confirmada por ninguna institución, más allá de las conclusiones ciudadanas que explican este suceso.
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