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Por si a alguien se puede engañar...

Churchill decía que los números convenientemente torturados confiesan lo que sea, como recuerda Antón Losada que es un tertuliano y comentarista político al que me gustaría parecerme cuando sea mayor porque , aunque se parece un poco a Obelix, siempre opina con independencia e inteligencia. Es una frase que viene al pelo para explicar el fenómeno Montoro, capaz de vender una rebaja fiscal que inevitablemente supone menor recaudaciónhasta 9.000 millones de euros pasando de puntillas sobre sus inoportunas consecuencias o sobre determinadas medidas que se incluyen distraídamente, como la tributación de las indemnizaciones por despido que obligará a quien se queda en la calle a ceder parte de sus fondos de subsistencia.

Anuncian la rebaja de impuestos como si nos hubiera tocado la bonoloto y todo el país debiera bailar la conga obviando el hecho evidente de que los servicios públicos, esos que son de todos y para todas, que garantizan la igualdad y protegen nuestra calidad de vida, se costean con la contribución solidaria que hacemos con nuestros impuestos. Si bajar impuestos significa la desaparición de estos servicios, su encarecimiento o pérdida de calidad, estamos haciendo un pan como unas hostias, con disculpas anticipadas por lo burdo de la expresión, que sin embargo retrata a la perfección la maniobra. Poco importa recibir algunos euros por un lado, si por otro habremos de pagar la guardería, la vacuna, los gastos de la educación universitaria o los medicamentos. Menos todavía tienen que agradecer aquellos cuya triste situación les exime de presentar la declaración de una renta que no tienen, pero en cuyo paraguas de protección social se van a abrir muchos agujeros. Y es que es un don lo que tienen estos ministros para vendernos verdaderos detritus en estuches de terciopelo. La aplicación lineal de la presión fiscal parece justa y necesaria pero es en realidad profundamente injusta y prescindible porque comporta una mínima devolución para los que menos tienen mientras que los bolsillos de los pudientes se llenen hasta reventar. De hecho desde el sindicato de técnicos de Hacienda Gestha aseguran que la rebaja media será de 170 euros al año, aunque los privilegiados con nóminas de 300.000 euros anuales serán obsequiados por el Sr. Montoro con un regalazo de mas de 11.000 euros anuales.

En Xàtiva, sabemos bien lo que es pagar impuestos cada vez más generosos. Soportamos, una presión de 574 euros por habitante y año, y pagamos un IBI que ha aumentado un 800% sobre el IPC desde el 2005, según mantiene la oposición. Brilla por su ausencia durante estos largos años de gobierno del Partido Popular, cualquier intento de distribuir la presión fiscal en función de los ingresos y el patrimonio de cada cual buscando la fórmula que garantizara unos impuestos solidarios y progresivos capaces de fomentar el desarrollo económico y ampliar los servicios a la ciudadanía. El resultado es como poco, discutible. Tenemos una Plaza de Toros carísima, inútil y destartalada y seguimos sin Escuela Infantil. Los pomposos y tramposos anuncios sobre las bondades de la Reforma fiscal, en fin, no son más que artificiosos juegos de palabras por si queda alguien a quien todavía se pueda engañar. Estamos tan faltos de buenas noticias que es probable que alguien pique aunque ya hace tiempo que dejamos de ser un país de optimistas y crédulos.

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