Biblioteca de familias
mario magraner y la sangrienta navidad de 1833

mario magraner y la sangrienta navidad de 1833
Salvador Català
CCorrían los años cuarenta cuando la facción tradicionalista de Falange Española quiso rendir tributo a la memoria de Mariano Magraner incrustando una lápida conmemorativa en la Alameda de Xàtiva, lugar en cuyas inmediaciones se cree que fue fusilado el líder carlista que dirigió la revuelta en la Costera y comarcas colindantes contra el nombramiento de Isabel II como reina de España. Pasados los años uno se pregunta cuáles fueron las causas que llevaron al por entonces abogado y notario de las últimas voluntades setabenses, regidor en el Ayuntamiento de Xàtiva en diversas ocasiones, y hombre preocupado por la mejora de la ciudad en cuestiones como el alumbrado público o la asistencia al necesitado, pudo enfundarse la boina absolutista, colgarse el escapulario con la imagen de Carlos VI, y ceñirse el trabuco y la cartuchera, para embarcarse en una aventura guerrillera en defensa de los derechos dinásticos del hermano de Fernando VII, recientemente fallecido.
Tras las honras fúnebres por el monarca desaparecido, Xàtiva comenzó a preparar unas nuevas fiestas de proclamación real a finales de noviembre de 1833. En esta ocasión no se podía coronar a una niña de tres años, y por tanto se nombró como regente a su madre María Cristina, en espera de que la hija primogénita de Fernando VII, alcanzase la mayoría de edad. José Cebrián, Pedro Nolasco Morales, Félix Aliaga, Manuel Joaquín Espejo o Lluís Gosalbo, es decir el Ayuntamiento en bloque, juraron fidelidad a la princesa niña, y a su madre, como depositaria de los derechos dinásticos de Isabel.
Mariano Magraner se negó e indignado huyo de Xàtiva junto a otros antiguos voluntarios realistas, defensores del absolutismo desde que en España se expulsara a los franceses y a su rey extranjero, después de la vergüenza del Trienio Liberal, y siempre fieles a Fernando VII, no soportaron que su esposa María Cristina derogara la Ley Sálica, que impedía proclamar como reina a una hija desde tiempos de Felipe V, siempre que hubiese un varón de por medio. Defendían así los carlistas los vulnerados derechos de Carlos María Isidro, al que veían como defensor de la religión, los fueros y los valores tradicionales de la sociedad estamental, que ahora veían en peligro a causa de una regencia de corte liberal. Y así cientos de partidas guerrilleras surgieron por todos los rincones de España, para acabar con aquel ultraje. Y así el abogado de San Felipe, como así se le conocía a Magraner, cabalgó por Montesa, Canals y Vallada buscando adeptos para la causa, hasta juntar a varios cientos de hombres, y causar el pánico entre numerosos alcaldes liberales, que en vez de prepararse para pasar unas tranquilas navidades junto a sus familias, vieron sus pueblos y haciendas asaltadas por aquellos insurrectos que al grito de Viva Carlos V y muera la reina, esquilmaban las poblaciones buscando captar voluntarios, y pertrecharse de viandas, armas y caballerías, que les ayudasen a soportar el invierno en las estribaciones montañosas de la sierra de Enguera. Xàtiva cerró sus puertas, convocó a la milicia, a los reservistas inválidos, obligó a los setabenses a mantener luces en los balcones de las casas, y llamó a Espartero, militar progresista del ejército liberal de Su Majestad la Reina, que andaba por estas tierras deseoso de gloria, y tras ser hospedado en la casa del marqués de Montortal en la calle Moncada, se preparó para dirigir la expedición de castigo contra Magraner, y lo tuvo fácil, como nos cuenta Ventura Pascual, al querer regresar a Xàtiva en la Nochebuena de aquella sangrienta Navidad, donde los villancicos eran ahogados por los vítores a favor de uno u otro bando.
Se desconocen los motivos de este regreso a casa por Navidad. El caso es que una ciudad pertrechada de soldados, apostados y escondidos en todos los rincones urbanos, consiguieron atrapar vivo al líder guerrillero. Espartero olvidó su caridad cristiana, y lo envió al paredón al día siguiente, el día de Navidad. Y lo fusiló en las inmediaciones del huerto de Sant Onofre. Toda Xàtiva acudió en defensa del pobre Magraner, en especial el marqués de Montortal, que le había abierto su casa de par en par. No sirvió de nada, y Magraner acabó sus días como un cruel villano, mientras que Espartero llegó a ser regente de España en sustitución de María Cristina, y héroe nacional. Más de cien años después el tradicionalismo quiso remediar aquella situación, incrustando una lápida aún perfectamente observable medio siglo después, cuando uno se da un paseo por la Alameda de Xàtiva.
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