Desde la Seu

Los magos de oriente fueron a Belén

Arturo Climent Bonafé

El Evangelio de San Mateo que se proclamará el próximo día 6 de enero, fiesta de la Epifanía, nos dice: «Unos Magos de Oriente se presentaron ante el Niño Jesús en la casa donde se encontraba con María, su madre y san José». El mismo evangelista nos cuenta todo lo que ocurrió. Cuando éramos niños esperábamos con interés y con mucha ilusión la llegada de los Reyes, venían o no cargados de regalos, pero la ilusión y el sentido navideño de la fiesta estaba en auge y aquello hacía un gran bien. Gracias a Dios en muchos pueblos todavía se celebra la cabalgata de los Reyes y colman la ilusión de muchos niños, también vendrán a Cáritas con regalos para los niños.

A mí personalmente me encanta la fiesta de los Reyes, aunque de pequeño nunca tuve regalos, en casa éramos muchos y no había lugar para tanto gasto. Pero la fiesta es una delicia. Los Magos, según los evangelios apócrifos, se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar; pertenecen a la categoría de los hombres en movimiento, buscan, no tienen miedo, han descubierto algo extraordinario y se lanzan, no son indiferentes, salen de su comodidad y van detrás de la estrella misteriosa. Buscan al Niño Dios y lo encuentran en Belén, se arrodillan ante él y le adoran. Abren sus cofres y le ofrecen regalos: oro, incienso y mirra. Oro, pues reconocen en el Niño al rey. Incienso, el Niño es Dios. Mirra, símbolo de sufrimiento, presagia la pasión y la muerte de Jesús. Los Magos fueron muy valientes, se enfrentaron con el cruel rey Herodes y le preguntan donde había nacido el rey de los judíos. El rey era él mismo. Dice el Evangelio que se descentró al oír esto. Los Magos nos enseñan la decisión, el ánimo, la fuerza de voluntad ante las circunstancias adversas, ante los problemas que surgen en la vida y, sobre todo, la ilusión por alcanzar la meta propuesta. Ellos alcanzaron lo deseado: vieron a Dios. Eso es lo importante y es la lección que nos ofrecen, recibieron el mejor regalo: al Niño Jesús.

Hemos comenzado 2015 y yo pido al Niño Jesús que colme de bendiciones a todos: necesitamos esa bendición y que se prolongue durante todo este nuevo año para que sea de verdad un año de gracia, un año de bienes. Tenemos por delante dos Jubileos, el primero, el año dedicado a la vida consagrada, a esos cristianos que de manera especial han consagrado su vida a Dios en la vida religiosa. Y el segundo: celebramos el V centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús. Quinientos años cumple esa gran mujer y santa. Por lo tanto ya es un año de bienes.

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