Tribuna libre
a propósito del homenaje al pintor alfredo mompó roca
Rafael Martínez
Hacer un análisis profundo de la historia pictórica de Xàtiva en toda su extensión sería labor excesiva, dado que esta población es fecunda desde el maestro Ribera y Joan Do Vert, de los siglos XV y XVI. Tal vez, de estas fuentes y de estos maestros que han quedado para la posteridad se hayan nutrido muchos artistas setabenses de los siglos XVIII y XIX, o los más recientes; los contemporáneos, en donde se enclava nuestro paisano Alfredo Mompó Roca. Aunque parezca extravagante la comparación, diré que se pueden entremezclar los genios del pasado con los pintores de hoy, y sin que resulte fuera de lugar y tiempo; si partimos que los pintores de cámara o retratistas del ayer plasmaban en sus lienzos lo que el tiempo demandaba. Hoy ya superada la necesidad de la de otros momentos, vemos que los artistas actuales han tenido que crear otros ismos, estilos y visiones más complejas y creativas, lo que a mi parecer hace más difícil si cabe el entrar en esta otra dinámica; por darnos la sensación que hoy todo en pintura está descubierto.
La etapa de la segunda mitad del siglo XX —de 1940 a 2000— en la que está enclavado Mompó Roca, tal vez sea para la historia de nuestra ciudad la segunda etapa floreciente, y una de las más fructíferas de la historia pictórica de Xàtiva. Aunque claro es, con otros estilos y modas a las de otras épocas; pues se desarrolló en este tiempo un plantel de autores como Guiteras, Tudela, Climent, Perales, Bolinches, Cabanes, Vernia, Emilio Sanchis, Francés, Olivas, Guillermo Sanchos, Lajara, Camarasa, Rafael García, Ventura, Llopis, Grau? casi todos ya desaparecidos, quedando —muy pocos— los más jóvenes de esta generación, como Mompó Roca.
Las vicisitudes de este nutrido grupo de artistas de la posguerra no fueron pocas, como ya es habitual en el mundo de los artistas, partiendo que cada momento requiere una réplica y un saber estar para sobrevivir de la pintura. Los galeristas por una parte luchando por salvar su explotación comercial; el artista sorteando en todo momento el costo de la elaboración de cada lienzo, seguido del porcentaje del galerista, la confección del catálogo, el enmarcado de los cuadros, junto con desplazamientos. Es necesario mucho entusiasmo y amor por la pintura para salvar tanto contratiempo, sinsabores, cuando muchas veces por circunstancias adversas no se vende la obra, o en otros la galería cierra de hoy para mañana. De cualquier manera y lo esencial, es que todos los profesionales de la pintura han dejado en cada momento y para la posteridad obra para el sostén de las bellas artes; cuadros para el disfrute de gente de su momento o para las de otras futuras generaciones.
Al margen de las dificultades que cada época conlleva; que por buena que sea, siempre aparecen dificultades, los años que comprenden del 1970 al 2005 fue este un periodo, ciclo de disfrute para el mundo pictórico. Valencia capital, con más de veinte galerías en 1970 propiciaba que la gente consagrada, como también el novel y autodidacta, encontrase el apoyo y moral para fraguar el arte que por sus venas bullía. Claro es, como consecuencia de haber entrado la sociedad en otro nivel cultural, y además el comprador en otro de mayores posibilidades. Nuestra sociedad había penetrado en una generación de riqueza económica y, en un ciclo óptimo cultural para la expansión y disfrute de la pintura. Todos salían beneficiados: el galerista, el artista, como también el comprador y admirador de este arte, tan antiguo y enriquecedor para el espíritu de quien lo contempla. El ciclo pictórico en el que está situado Mompó Roca, tal vez sea como antes se dice, de los más fructíferos que Xàtiva ha tenido. La producción generada por el gran ramillete de artistas de esta generación quedaran para la posteridad; ligado para siempre en la historia de un antes y un después. Siempre, claro está, con el estilo, creatividad y disciplina de cada cual. Una etapa del mundo del arte, pero muy en concreto de los pintores setabenses, de los que debemos sentirnos orgullosos. Posiblemente en este siglo XXI nazca otro plantel de igual o superior nivel —por el gran número de practicantes— aunque ahora está por ver; solo el tiempo nos lo dirá. Lo cierto es que nuestra última época ha aportado satisfacciones y logros en este campo; creaciones de varios estilos, obras portentosas de artistas dentro de la mitad del pasado siglo, algunas ya situadas en museos, y otras merecedoras de que lo estén.
Que mejor momento este para hacer un recordatorio, un homenaje, una aproximación a la historia del arte pictórico de nuestra Xàtiva milenaria; aprovechar tan buena ocasión como esta, en la cual Alfredo Mompó Roca nos brinda la oportunidad de revivir el plantel tan fecundo del arte de la pintura, en donde sobresale este consagrado maestro, con el merecido homenaje que su ciudad le ha dedicado con esta exposición, de tan nutrida variedad de formatos, motivos y épocas, en la que podemos disfrutar de sus lienzos y dibujos tan académicos y tan creativos, pero en la que también nos acercamos más al artista y logramos ver toda una vida consagrada a las bellas artes y el alto nivel alcanzado.
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