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«En Benigànim hay de todo: el que entre ha de centrarse en gestionarlo»

«En Benigànim hay de todo: el que entre ha de centrarse en gestionarlo»

Usted ha gobernado dos legislaturas con sólidas mayorías. ¿Por qué lo deja ahora?

Hace 4 años ya dije que no iba a presentarme a un tercer mandato. Siempre he mantenido que la política era un paso más en mi vida, no algo a lo que dedicarme profesionalmente. En un pueblo, una vez entras eres político 24 horas y eso agota mucho. Llega un momento en que dices «basta». Tuve la suerte de que me buscaron: fui un plato de décima mesa, porque entonces (en 2007) nadie del PP quería ser alcalde. Me lo dijeron y yo en principio no quería porque nunca había estado en política, pero lo pensé y llegué a la conclusión de que era un tren que pasaba por delante y que, si no subía, me arrepentiría.

¿Cómo afrontó ese reto?

Lo primero que hice fue hacer una encuesta en el instituto donde era profesor para ver qué les gustaría tener a los alumnos. Todos coincidían en que hacía falta un lugar de reunión e hicimos el Espai Jove, que es la obra de la que más orgulloso me siento. También hicimos encuestas a la gente mayor y a las bandas de música. A partir de ahí, elaboramos un programa que era un poco utópico, incluso había algunas cosas que yo creía que era imposible hacer... Pero si miras el programa de 2007 y el de 2011, pondrías una crucecita en todas las cosas que prometí. He trabajado mucho: he pisado muchos despachos. En un año en el que en toda la C. Valenciana solo se hicieron tres auditorios, uno de ellos fue el de Benigànim. Cuando no se invertía en carreteras, aquí se invirtieron 10 millones. Tenemos una cantidad de servicios... Creo que el gobierno que entre debería centrarse en gestionar lo que tiene y ponerlo en valor, porque cosas importantes no necesitamos.

Con ese balance y cómo están las cosas para el PP, ¿no le han pedido que continúe?

Tenía muy claro que a los 8 años me iría y, a pesar de haber escuchado muchos cantos de sirena, me he cogido al mástil y he dicho que no, porque había dado otra palabra. Mi padre era tratante de animales y decía que la palabra de una persona es lo mejor que tiene. Cuando ha llegado el momento, no he dudado. El elegido por el PP para sustituirme [Javier Sala] va a hacer olvidar a Juan Puchades, que es lo mejor que podría pasar. Es una persona joven, de 26 años, con inquietudes políticas. Me vino diciéndome que si lo quería coger como concejal: imagínate, con esa edad... Le dije: te vienes conmigo. Y me ha sorprendido, porque tiene la cabeza muy amueblada.

¿Cree que a esa edad se está preparado para gobernar?

Javier tiene la cualidad de conocer todo lo que está pasando en el ayuntamiento y se ha encargado del presupuesto con un balance muy bueno. Lo único que no es conocido es en el pueblo. Con 26 años no ha dado tiempo para que la gente lo conozca, pero lo vamos a promocionar. Creo que es un buen candidato y tiene muchas posibilidades.

¿Será un jarrón chino o seguirá colaborando con el partido?

Yo le he dicho al candidato que si él me reclama, voy a estar. Le he dicho: no quiero que seas Juan dos, sino Javier Sala. Cada etapa en mi vida la he ido dejando, pero sí que me gustaría seguir haciendo cosas beneficiosas para mi pueblo.

Usted entró a gobernar con la crisis y sacó la tijera de los recortes.

Cuando entré no había un endeudamiento grande en el consistorio. El problema es que en aquella época se produjo un gran desequilibrio porque en 2007 pasó de recaudarse 600.000 euros en licencias de obra a recogerse solo 38.000 ?. Me vi con el agua al cuello y empecé a tener problemas de liquidez. Los primeros 4 años fueron un querer y no poder: tuvimos que cerrar la piscina y algún servicio... Al final hemos equiparado gastos e ingresos. Liquidamos 2011 con un remanente negativo de 400.000 ? y, a pesar de ello, la gente volvió a confiar en mí. Este año cerraré con 2 millones de remanente positivo. Estamos pagando a 25 días y no debemos nada.

¿Ha tenido otras ofertas del PP?

Si hubiera continuado, sí; pero ya dije que no. Yo he llegado muy tarde a la política y la he considerado como un servicio al ciudadano, no como un trampolín para llegar a ningún sitio. Los últimos tres años estaba jubilado y mi sueldo en el consistorio era de 200 euros al mes. Yo para ganar dinero tengo un negocio de terneros. Entré en política en un momento en el que tenía disponibilidad y tiempo libre, pero al final mis hijos son quienes me han dicho que desista. Ellos viven fuera y cuando venían se quejaban de que no me veían. Me llamaban y me advertían de que vendrían solo si no me tocaba inaugurar ningún pantano (risas). Lo único que he sacrificado es en tiempo de ocio: habré engordado 15 o 20 kilos. Quiero volver a hacer deporte, pero también dedicarme a mis nietos y a viajar.

¿Qué espina le queda?

La UE-26. Cogí el problema de la urbanización cuando entré y no me siento orgulloso. He trabajado muchísimo en estos 8 años, pero cuando las cosas empiezan mal, no pueden acabar bien. Si he hecho 30 proyectos, es el único que me queda por resolver.

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