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El Diània conquista su lugar

La segunda edición del festival pascuero de Ontinyent se ha consolidado como alternativa de ocio El traslado de escenario mejora el certamen

El Diània conquista su lugar

El cambio de escenario del segundo Festival Diània, trasladado junto al polideportivo de Ontinyent, ha servido para que el certamen celebrado el pasado fin de semana haya seguido creciendo. El concierto formal y de aperitivo del pasado jueves en el teatro Echegaray, pese al interés del cartel, registró un pequeño pinchazo: apenas si se llenó la mitad del recinto. Lo que no fue obstáculo para que tanto la música y la voz de Maria Arnal, acompañada por la guitarra de Marcel Bagés con sabor a terra se revelara como una propuesta, la de esta badalonina, que puede representar para Catalunya, lo que ya representa en el País Valencià Pep Gimeno. El socarrat que sí saltó a escena fue Feliu Ventura, realizando una total entrega que consiguió el beneplácito de la audiencia. Feliu, que el próximo año cumplirá su veinte aniversario en el mundillo de la cançò, ofreció una selección de su amplio repertorio en la no faltó un homenaje a uno de sus referentes, Ovidi Montllor, del que interpretó su Va com va.

Viernes de Ska, Rap, Reggae, Pop y Fusión. En la primera noche de conciertos, junto al acceso al polideportivo, la ligera fría brisa que sopló durante la noche no llegó a ser un hándicap para que el recinto registrase una buena entrada. Los valencianos Tardor, con su pop tierno, a veces, fueron los encargados de abrir poniendo empeño en gustar. Les sucedieron los raperos catalanes At Versaris, uno de los platos fuertes del festival. Su puesta en escena evidenció la acumulación de bolos y la forja de un estilo, basado en unas letras punzantes. Los italianos Train to Root eran la oferta musical internacional y aunque su propuesta bebe de los cánones más clásicos del reggae, su consolidado repertorio y bagaje —sustentado en una fidelidad irrefutable al estilo que abanderó Bob Marley— consiguió que el personal bailara y que el aire se impregnara de del kaya jamaicano. La fusión de ska, pop y reggae de uno de los grupos emergentes catalanes, Oques Grasses, cautivó a la audiencia pese a que su repertorio aún es bastante desconocido. La despedida la pusieron los ontinyentins Auxili, con una década de trayectoria, lo que, pese a algunas lagunas, se tradujo en una madurez escénica y en la interpretación de un repertorio conocido por sus seguidores, que son muchos.

Más de 3.500 espectadores en la despedida. Las actuaciones del sábado suscitaron la mayor expectación, sustentada en el día de mayor afluencia a los conciertos: mas de 3.500 personas según fuentes próximas a la organización, que a su favor cabe decir que lograron que todas las piezas del Diània rodaran con precisión de relojería suiza. El numeroso grupo ontinyentí Kaoba calentó la noche con sus metales y ritmos ska. Individualidades como el violín de Jordi Silvestre, la voz y el ritmo escénico de Delia Celada o la guitarra de Ferran Gisbert fueron determinantes. Los Smoking Souls de Pego, no aprovecharon sus tablas o las canciones de discos como Nòmades, dilapidando su turno en unos guitarrazos sin norte ni concierto. Un rumbo que no logró enderezar ni la voz interesante de su cantante.

Cierra La Trocamba. El reggae-rap de los Green Valley, una formación que junta músicos vascos y catalanes, puso otro de los buenos momentos, avalados por más de una década de trayectoria y unas letras reivindicativas. De nuevo Txarango se erigió en la gran atracción, y de nuevo satisfizo las expectativas. La banda barcelonesa ha sabido digerir las influencias de Manu Chao y hace de sus directos una fiesta. La despedida y cierre corrió a cargo de los ontinyentins de La Trocamba Matanusca, con su sonido balcánico a lo Kusturica, entre otras influencias. Pusieron ritmo a los últimos minutos,

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