Partidazo del Olímpic. Ni las infantiles tretas de Toni Seligrat, entrenador del Huracán, jugando al ratón y el gato alterando los dorsales no coincidentes con los puestos ocupados por sus jugadores, ni la parcialidad del árbitro a favor del visitante, un equipo compuesto por una constelación de estrellas, todos de gran envergadura física y rozando en su mayor parte el final de su carrera deportiva, expertos en simular lesiones ficticias con ánimo de agotar el tiempo, con la permisividad del señor Pérez Muley, fueron suficientes para vencer a un Olímpic compuesto en su mayor parte de jóvenes futbolistas todavía sin la experiencia necesaria para competir en igualdad de condiciones con los experimentados jugadores visitantes.
El partido se inició con un alto ritmo impuesto por ambos contendientes que ya no cesaría hasta el final del mismo.
Se adelantó el Huracán aprovechando un error defensivo y hubo que esperar hasta el minuto 99 para ver como estallaba la grada al conseguir Mendoza el gol del empate que hizo justicia al buen hacer de nuestro equipo, entonces ya con un jugador menos en el campo por expulsión de Belda. Fue una gran tarde de fútbol con mayor asistencia de público que el habitual, vibrante y como es costumbre no apta para cardiacos.
El Olímpic, fiel a su estilo, mejoró en algunos momentos su nivel técnico elaborando jugadas con marchamo de calidad no habituales. Plantó cara al Huracán en todo momento con su acostumbrado derroche físico y generó oportunidades de gol claras, merecedoras de haberse visto reflejadas en el marcador.
El punto conseguido ya en tiempo de un inhabitual descuento debido a un accidente en la grada al festejar los visitantes su gol dejó satisfecho al público setabense consciente de que puede ser suficiente para salvar la categoría, objetivo Rus al que hay que agradecerle su dedicación y apoyo al Olímpic durante su mandato presidencial.
El próximo domingo visitará La Murta el Villarreal, partido que promete calidad y buen fútbol, tanto por la técnica que utilizan los groguets como por el buen momento por el que atraviesa el Olímpic.
