Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

la ciudad de las damas

la batalla del 1 de mayo

Así no salimos de la crisis, dicen los Sindicatos con motivo de la celebración, hoy, del 1 de Mayo. Una fecha que para algunos huele a naftalina y para otros a derrota, por lo que en cualquier caso, no ven motivo para una conmemoración que parece poco apropiada en razón de la difícil situación en la que vivimos. Demasiada miseria, demasiada incertidumbre, demasiado miedo? Y sin embargo, antaño, los trabajadores y trabajadoras, con motivo del Primero de Mayo, salían con sus banderas multicolores en una jornada festiva pero siempre reivindicativa. Si algo se había aprendido es que nunca hay que abandonar la calle porque cuando nadie apuesta por la respuesta correcta , es ahí donde se dirimen los más graves conflictos que atañen a las personas.

Hoy parece una conmemoración pasada de moda , superada por acontecimientos que nos han conducido a una sociedad donde ya no existe la clase trabajadora, que era la protagonista. Aunque está por ver , en ese caso, quiénes son los que no llegan a final de mes o dependen de las becas para educar a sus hijos o han renunciado a vacaciones y caprichos y dejado de comprar todas las medicinas que necesitan porque no se las pueden permitir. No parece que pertenezcan a la nobleza o sean de la clase empresarial las personas desahuciadas o quienes perciben pensiones misérrimas, hacen uso de los comedores sociales o han protagonizado dolorosas despedidas a sus hijos o hijas en estaciones inhóspitas.

En cualquier caso, es general la creencia de que la celebración sólo tiene valor simbólico porque de nada sirve. Como mucho es una escenificación donde participan esos denostados Sindicatos en un ejercicio de fe propio de quien pertenece a una secta. La espesa capa de porquería que les cubre, de fabricación propia en gran medida pero también con origen ajeno e interesado sirve para ocultar que desde su nacimiento fueron la herramienta que ha permitido mejorar las condiciones laborales convirtiendo la esclavitud en ciudadanía y que hoy son la última barrera que separa al trabajador de la explotación más absoluta.

Esta crisis que quita el sueño y la felicidad a tanta gente, no es más que un gigantesco pulso entre los que nada tienen, excepto la fuerza de sus brazos, y los que, teniendo descomunales cuentas de beneficio, quieren todavía más. Es un sistema que ya resulta insoportable para muchos debido a su crueldad, su injusticia y su indignidad y porque se basa en la supremacía brutal de una minoría empeñada en disponer a su antojo del trabajo y la vida de los restantes.

Errores que no se han sabido rectificar a tiempo. Para conseguirlo, utilizan una excelente táctica que empieza por lograr que el adversario olvide la propia identidad, alimentando falsas ideas de grandeza que le impiden ser capaz de reconocerse como sujeto de derechos que, como el verdadero cariño, ni se compran, ni se venden. Sigue por dañar gravemente la credibilidad de quienes pueden favorecer su organización y su toma de conciencia. Fácil estrategia atendiendo tanto a la abundancia de errores cometidos como a la falta de agilidad para rectificarlos. Se acaba fomentando crisis que no son más que estafas, muy útiles para imponer sacrificios y recortes que siempre pagarán los mismos y se llevarán por delante todas las conquistas alcanzadas con sangre, sudor y lágrimas. Romper ese círculo vicioso requiere un buen puñetazo sobre la mesa. De los que hacen historia. De hecho hace falta cambiar la historia porque por el camino que llevamos no salimos de la crisis, como bien dicen esos Sindicatos averiados, que este Primero de Mayo, siguen en primera fila de esa batalla que han ganado tantas veces como perdido.

Compartir el artículo

stats