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Matisos discordants

Una Fira para la observación

asi con total seguridad, a estas horas, recién iniciada la Fira d'Agost de Xàtiva 2015, ya habrá un buen número de prejuicios, juicios y opiniones sobre la presente edición de este tradicional evento, que fue antigua y básicamente comercial y hoy tiene una vertiente más bien lúdico-festivo, con algunas notas culturales.

Y sorprenderá, o no, que algunos de estos prejuicios, juicios y opiniones sobre la programación o los distintos actos vendrán de aquellos que durante veinte años implantaron un modelo de Fira que se programaba bastante tarde, de forma personalista, con poco consenso, falta de transparencia y casi nulo margen de actuación novedosa, desde que se decidió un modelo de celebración determinado al acceder al gobierno municipal. Desde entonces, año tras año, y sobre todo en los últimos, como se solía escuchar en Xàtiva, prácticamente los programas de las sucesivas fires casi sólo cambiaban en la cifra del año y poco más.

Este incompetente y acomodado modelo de organización de la fiesta posiblemente más importante de la ciudad es el que ha llevado a la nueva corporación entrante a tener que, de nuevo, verse obligada a seguir un modelo continuista, a veces de improvisación a pocos días, de lo no querido trabajar desde la finalización de la Fira anterior, tratando de articular una llamada Fira de transición, con las pocas incorporaciones y modificaciones que la herencia de una incomprensible dinámica electoral y de funcionamiento de la concejalía y alcaldía ha permitido. Ejemplos en otras ciudades, tal vez el más cercano el del concierto de Pablo Alborán en Ontinyent, programado desde hace bastantes meses, dejan en entredicho esta manera de funcionar.

Nos encontramos pues ante una edición de la Fira en la que, pese al deporte nacional setabense de la implacable crítica callejera, procede más que nunca la observación y la valoración. Una observación atenta, detenida y con interés, para después poder ser capaces de comenzar a trabajar con datos, análisis y resultados en una nueva edición de la Fira, no dejando pasar muchos días desde la finalización de esta edición, y con todo el margen de actuación que da disponer de todo un año por delante.

Y tras observar, se podrá enjuiciar y analizar diferentes cuestiones. Posiblemente, se verá que una iniciativa empresarial de un centro hípico, de montaje profesional y moderno de la Fira de Bestiar puede seguir siendo válida y aportando valor añadido, atractivo, calidad y garantizando la continuidad de esta milenaria cita. O que, tal vez, el aniversario del fallecimiento de un personaje como Bruno Lomas, que prestigió la imagen de Xàtiva con el alcance de su trayectoria musical, merece un cuidado acto de homenaje, no por ser parte del programa de Fira, sino porqué en ese fatídico día se produjo su pérdida.

Y tal vez, se podrá comprobar que una ciudad histórica como ésta no puede organizar su fiesta principal, declarada de interés turístico nacional, de espaldas a un valioso conjunto histórico-artístico monumental, sin habilitar y conjugar muchos de sus actos con una adecuada oferta turística dinamizada de visitas guiadas, cultura, gastronomía y alojamiento, como se hace en consolidados destinos de turismo cultural en toda Europa.

Convirtámonos pues en unos activos observadores de esta Fira de transición, parémonos a escuchar a los actores y asistentes de los diferentes actos, a los que vienen a ofrecer sus productos a Xàtiva y a los que nos visitan turísticamente en estas fechas. Extraigamos entonces conclusiones y comuniquémoslas, con educación, respeto y argumentos —y sin interés mezquino, necio y partidista— a los responsables de organizar la Fira de 2016 para hacerla mejor y más satisfactoria cada año. ¡Bona Fira a tots!

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