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Desde la Seu

Mare de Déu d'Agost

Hoy celebramos la fiesta más importante que la Iglesia Católica dedica a la Virgen María: su Asunción en cuerpo y alma a los cielos. Fiesta entrañable en todo el mundo cristiano tanto de Oriente como de Occidente. El privilegio mariano de la Asunción en cuerpo y alma a la Iglesia celestial, al igual que el de su Inmaculada Concepción, tiene origen en la Maternidad divina de María y en su misión de colaboradora con Jesús en la salvación de los hombres. La Virgen es la primera cristiana, la primera y más perfecta discípula de Cristo. En ningún instante de su vida se apartó de la voluntad del Padre: «Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra».

La Iglesia venera con amor entrañable a María. La Iglesia admira y ensalza en María el fruto más espléndido de la Redención y la contempla gozosamente. María encarnó en su persona y en su vida terrena el ideal de santidad; una santidad que fue creciendo más y más al ritmo de su fe.

En el lugar más noble de Jerusalén, el Valle de Josafat, se encuentra la tumba vacía de la Virgen, escenario de su Asunción. Los benedictinos alemanes veneran con enorme cariño y pulcritud el lugar de la Dormición de María en el Monte Sión cristiano. Ambos lugares muy vinculados a la solemnidad de hoy. El sepulcro de María al igual que el sepulcro del Señor, está vacío. ¡Ambos viven!

San Juan nos cuenta en el Apocalipsis que escuchamos en la celebración eucarística de hoy: «Vi una mujer coronada con doce estrellas, la luna bajo sus pies, que subía a lo más alto del cielo ?» La Virgen entra en el cielo por la puerta grande ante el asombro de todos los ángeles y santos.

El venerable papa Pío XII al definir el dogma de la Asunción afirma: «María habiendo terminado el curso de su vida mortal, fue Asunta en cuerpo y alma a los cielos». El Dogma fue definido el 1 de noviembre de 1950, Año Santo. Ahí se cumple lo dicho por Isabel: «Bendita tú entre todas las mujeres». La fe de María y su Misión tan maravillosamente cumplida le ha llevado a la glorificación.

El rey Jaume al reconquistar Xàtiva en la fiesta de Pentecostés de 1244 fundó la Parroquia y la dedicó a la Asunción de la Virgen, como ya había hecho con la catedral de Valencia. Luego el Papa Benedicto XIII al declararla Colegiata en 1413, conservó el mismo título. Hoy, pues, Colegiata y Parroquia celebra a su titular la Asunción de la Virgen María.

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