Feliu Ventura ha realizado unos cuantos conciertos memorables en Xàtiva. El de la gira con Lluís Llach, en 2005, es sin duda uno de ellos. O el de la presentación de Música i lletra, en el Gran Teatre (2011). Sin embargo, el de anteanoche en la plaza de la Seu contenía una inusitada dosis de expectación; de insólito debut: para los espectadores —que abarrotaron el espacio disponible, ágora emblemática de anteriores ediciones feriales— y para el artista, contratado por vez primera por el Ayuntamiento de Xàtiva y además en plena Fira d'Agost. Las expectativas de ambos no quedaron frustradas. Arropado por una potente banda, Feliu ofreció un concierto rotundo y vigoroso. Quizá de madurez, si se puede utilizar la expresión. Musicalmente muy seductor.
No fue tan exitoso el diseño global del montaje. Anunciada como Festival de la Cançó, la velada se abría a las once de la noche con Musicants. Se trata del nuevo proyecto musical liderado por Manolo Miralles, el músico de Xàtiva que lideró Al Tall. El concierto sobrepasó la hora y media. Sumado el cuarto de hora largo del relevo y las más de dos horas del recital de Feliu Ventura, el cierre a la gran noche de la música en valenciano se producía pasadas las tres de la madrugada. Un exceso de metraje en conjunto que hizo que en los bises comenzaran a de detectarse algunas deserciones entre el público, tras más de cuatro horas.
Con un despliegue musical en el que destacaban el guitarrista Borja Penalba o el teclista de Xàtiva Pau Cháfer, el recital comenzaba con la magnífica versión de Jo vinc un silenci, de Raimon. Feliu tocó en un bloque los cinco llocs —las cinco canciones que en cada uno de sus discos hacen referencia a Xàtiva; interpretó dos temas de Ovidi Montllor (La samarreta y Homenatge a Teresa). Se dejó el Nus de la corbata —pese a la vociferante petición de una espectadora— no así las conocidas Que no s'apague llum, No sé què sent, Alacant per interior, Creix, Present... Otros de la homenajes de la noche fueron Silvio Rodríguez y Víctor Jara. En la tanda de bises, el final definitivo fue Adéu: la manera que Ventura, tímido confeso, tiene de despedirse de los espectadores.
El cantautor de Xàtiva no pasó por alto el ninguneo municipal al que se ha visto sometido en los veinte años de gobierno del PP, que jamás le contrató. Y saludó la llegada de un nuevo tiempo, con un «cielo menos gris» en el que no hay «tantas gaviotas», aunque advirtió que «siempre seré crítico contra el poder», insistió. También celebró que «por fin Franco ha dejado de ser alcalde de una ciudad que bombardeó», en alusión a la reciente retirada de los honores al dictador, vigentes desde 1946.
El mediterráneo de Musicants
Con aires mediterráneos y andalusíes, la propuesta de Musicants sedujo igualmente al público. Las voces de Rebeca Mut y el propio Miralles guían una propuesta sonora nacida tras la disolución de Al Tall que trae ecos griegos, valencianos, tunecinos...
