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35 años de fiestas de la Xàtiva mora

El carrer Caputxins mantiene viva la tradición de la «desfilà» mora tres décadas y media después

35 años de fiestas de la Xàtiva mora

Xàtiva también presume de fiesta de Moros y Cristianos. Bueno, más bien de Moros. ¿Por qué? «La historia de Xàtiva es mora», recuerda Ximo Camarasa, ex presidente de los festeros del carrer Caputxins, que son los que mantienen viva esta peculiar tradición desde hace treinta y cinco años ininterrumpidos. «Empezó todo como una broma», recuerda. «Pedimos chilabas y pantalones en una casa de Valencia, y con ello fuimos a Alfarrasí, aunque también pasamos por las fiestas del Raval y por las del carrer Puig». Incluso llegaron a participar de una Fira de Xàtiva, para la que se hicieron un traje con lanzas, pantalones, gorro y capa. «Todavía hay festeros que lo tienen desde hace más de treinta años».

Pero la pasión por la fiesta de Moros es mejor si es compartida. Desde el inicio, la fiesta del carrer Caputxins ha estado hermanada con la filà de los Huracains, de Benigànim. «Cada año vienen por placer ocho o nueve matrimonios. Nos ayudan y nos acompañan, y es un placer tanto para ellos como para nosotros». De hecho, la filà Caputxins ha desfilado en lugares como Aielo, Bicorp, Quatretonda y hasta en el 50º aniversario de los Moros y Cristianos de l'Olleria, al que fueron invitados en representación de la ciudad de Xàtiva. Sin embargo, Ximo lamenta la poca ayuda que reciben para asentar esta fiesta. «Aquí no quieren que seamos Moros de verdad, cuando en Alzira, por ejemplo, hay más tradición pese a haber empezado hace cuatro días con estas fiestas. Nos gastamos mucho dinero en trajes y tenemos que tirar adelante con lotería y con la ayuda de nuestros propios festeros». Pero pese a las reticencias, los vecinos tienen claro que la fiesta tiene que seguir adelante. «Si no hay Moros, nos borramos», aseguran algunos. Y no será el caso. Este año, la Desfilà será el próximo sábado 12 de septiembre, a partir de las 20:30 horas. Un horario que, como indica el presidente Iván Esteller, es más propicio para la gente, a la que no despertaba tanto interés hace unos años cuando empezaba a las 22:30 de la noche. «Con este cambio de hora la gente ha empezado a responder, y para nosotros también es mejor, porque cuando acabamos podemos cenar con tranquilidad y seguir con la fiestas».

Pero la fiestas, cada vez, se antojan más complicadas. En Xàtiva hay muchas calles que han dejado de celebrarlas, y existen otras que siguen con la tradición pero son prácticamente invisibles para la ciudad y para la opinión pública. Las de Caputxins se mantienen vivas pese a las dificultades. «Nos rompemos los cuernos para conseguir dinero. Antes sacabas subvenciones y propaganda de debajo de las piedras, y ahora todo es mucho más costoso, e importa hasta el último céntimo que te pueda dar la abuela». Una subvención que, además, ha menguado. «Ahora percibimos trescientos euros menos que antes, pero todo granito de arena cuenta». Pese a las dificultades, Iván se muestra optimista de cara a los próximos años, consciente de que las cosas pueden cambiar. «No solo por las fiestas, sino por el bienestar de la gente. Porque es duro ver a alguien perder su casa, o a familias manteniendo su hogar con un solo sueldo entrando en casa. Si la cosa cambia, la gente igual se animaría más a ser festera, o fallera, o aquello que desease ser».

No obstante, lo que cuenta es el presente. Y las fiestas del carrer Caputxins siguen en pie, rindiendo homenaje a la Xàtiva mora.

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