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Biblioteca de familias

¿por qué se ignora a josé medina maravall?

José Medina Maravall fue ejecutado en febrero de 1937. Fue culpable de ser alcalde de Xàtiva en tiempos difíciles. A pesar de no ser un hombre de derechas en el sentido literal del término, la Causa General de Franco, lo incluyó en las listas de los asesinados a manos de la revolución roja que había que vengar. En el presente actual de proliferación de políticos corruptos ajenos al bien común, Medina podría servir de ejemplo de integridad, honestidad; de consecuente con un perfil ideológico que defendía un modelo de España liberal, organización autonómica y estado aconfesional, desde una perspectiva conservadora de centro-derecha. A pesar de ser el alcalde que más tiempo estuvo en el poder durante la II República, y de entregar su vida por Xàtiva, ha permanecido siempre ignorado.

Se crió en la calle de Sant Vicent, junto a la familia de su madre, cuyos hermanos regentaban un molino de almidón de trigo. Con espacio suficiente, José Medina Gorfet se integró en el hogar de los Maravall Carbonell, en el lugar donde sus cuñados José, Gaspar, Hipólito y Enrique, sacaban adelante su pequeña fábrica bautizada con el nombre de la Paloma. Pero éste no se integró en el negocio de su familia política, sino que subsistió representando los intereses de una multinacional de capital inglés encargada de instalar en Xàtiva, el alumbrado de gas mediante la quema de carbón.

En aquel ambiente creció José Medina hijo, heredando de su padre la vocación por las representaciones comerciales, y de sus tíos, la defensa por las empresas nacidas del trabajo y el amor por la República, ya que su tío Gaspar había sido miembro de la logia Gloria, con el seudónimo de Dante. Al contrario que sus primos, los Maravall Baldrés, su orientación profesional no fue en dirección hacia el mundo de la abogacía, ni del conservadurismo político, sino que se dedicó a los negocios. Primero hacia fracasadas representaciones comerciales de productos farmacéuticos de importación francesa, y luego hacia las más rentables, de frutas y cítricos, y cambió el partido conservador por el republicano. Estabilizó su vida como comercial y casó en los albores de la Primera Guerra Mundial con Purificación Martínez. Fue dirigente en Xàtiva del partido republicano autonomista, admiró a Blasco Ibáñez, siguió los pasos de Lino Casesnoves, para convertirse en alcalde de Xàtiva, en el período que va desde septiembre de 1931 hasta agosto de 1935. Fue, por tanto el alma mater de la República española en la ciudad de Xàtiva, tras la dimisión de José Tudela Fuster.

Defendió la patronal valenciana frente al centralismo madrileño, formó parte de la comisión pro-estatut, inició los trámites para dotar a Xàtiva de un moderno alcantarillado, multiplicó los centros de enseñanza primaria y gestionó la apertura de un instituto de enseñanza secundaria de financiación pública; aceleró la construcción de viviendas en forma de casas baratas para los obreros, creó el primer Ateneo Popular de la ciudad, y amante del orden, tramitó también el regreso de los militares al cuartel de Sant Francesc, y reforzó la presencia de la Guardia Civil para frenar a la Xàtiva ácrata. Su momento más duro fue cuando en 1933, la Guardia Civil tuvo que reprimir por la fuerza un intento de huelga revolucionaria llevada a cabo por la CNT, que dejó muertos y heridos enfrente de la casa Reig, y a lo largo del carrer Botigues. Aquello fue la firma de su sentencia de muerte, y a pesar de que intercedió por la libertad de los obreros detenidos, la corriente más radical del fuerte sindicato anarquista local jamás se lo perdonó. Se le hacía culpable de haber permitido el refuerzo de las fuerzas de seguridad pública en la capital de la Costera.

Denostado por la izquierda revolucionaria, se ganó también la hostilidad de las derechas, cuando se empeñó con su anticlericalismo y en su concepción de una España laica, que las imágenes religiosas no debían circular en procesión más allá de los templos. Hombre íntegro en la defensa del estado aconfesional, presentó su dimisión en el momento en que el Gobernador Civil le instó a que dejase de impedir la celebración pública de la Semana Santa y la festividad de la Patrona de Xàtiva, una dimisión que fue posteriormente revocada, en espera que la coalición del Frente Popular le arrebatara el dominio del ayuntamiento. Ello junto a la defensa de la ley del divorcio, los cementerios civiles, o la enseñanza laica, le indispusieron para que la dictadura franquista le tributase algún homenaje, y su defensa de la patronal y del orden, le indispuso con el triunfante socialismo de la Transición. En consecuencia, a pesar de su importancia histórica, los políticos de ayer y hoy, le condenaron por siempre al olvido.

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