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la ciudad de las damas

ellas

Adolfina, María, Ana, M Luz, Hannan, Amelia? ¿Se aburren? Son los nombres de las mujeres que fueron asesinadas por sus parejas o exparejas, desde noviembre del 2014 hasta la fecha. En un año. Sólo en un año. No están todas. Faltan muchas, ya que según la definición que hace la Ley Integral contra la Violencia de género, sólo se incluye a las que fueron asesinadas por varones con los que tienen o tuvieron relación sentimental. Las otras no son incluidas, con lo que su crimen todavía es más invisible. Tampoco las criaturas, aparecen en esta lista. Y las hay. Menores que fueron agredidos con enorme crueldad para hacer más daño en una demostración de brutalidad difícilmente superable. Pero tampoco cuentan

Teresa, Natividad, Gisela, Sandra, Egle? Las hay de todas las edades, de todas las razas y culturas, de todas las clases sociales. Pero algunas son tan jóvenes que estremece, porque demuestran que no estamos ante un fenómeno del pasado sino ante un hecho presente con proyección de futuro. Porque mientras se mantenga el mismo mensaje de discriminación y desigualdad, seguimos alimentando al monstruo de la violencia.

Susana, Rosemary, Ainhara, Tamara, Davinia, Mónica? Algunas habían pedido protección y no funcionó. Otras ni siquiera pudieron o no se atrevieron a hacerlo. El resultado, a fin de cuentas, fue el mismo. Aunque nunca se podrá contar a las que han sobrevivido porque alguien atendió su llamada, y les buscó alojamiento , o abogado o simplemente compañia

Ana Mª, Francisca, Isabel, Gemma, Encarnació, Mª Angeles, Rachida? Una tras otra fueron asesinadas, causando la indignación de gran parte de la sociedad. Sus muertes fueron causa de vergüenza y desasosiego, pero sin embargo no consiguieron arrancar las medidas necesarias para su protección. Casi ni ocuparon titular en los periódicos porque hay tantas y tan a menudo, que ya no emocionan sino que aburren. No son noticia.

Verónica, Beatriz, Felicidad, Laura, Chari, Dolores, Maryna? Nosotros no las conocemos. A ellas no. Pero sí a otras muchas que se llaman como ellas, que quieren vivir como querían ellas, que pueden tener mala suerte o equivocarse como ellas. Ellas y las que no están, se merecen ser salvadas, tienen derecho a ser protegidas y defendidas por una sociedad que invoca la democracia y exige bienestar, mientras descuida sus obligaciones más básicas y urgentes.

Laura, Otilia, Sandra Antonia, Divina, Fuensanta, Almudena? A día de hoy, ya no son suficientes los minutos de silencio, las concentraciones de duelo, las pancartas, los discursos?Llegados a este punto, es cómplice de la violencia machista quien no la denuncia allí donde puede, quien no educa allí donde debe, quien no gestiona allí donde es responsable, quien no la difunde porque no es noticia?

Silvina, Carmen, María Iris, Concepción, Taina, Mª José? Hay tantas prioridades que atender: el dinero, el empleo, la nación, la patria, los símbolos? Pero todo ello, les importa bien poco a estas mujeres y a quienes las estimaron. De poco sirve todo eso, si no hay vida para vivirla. Y a ellas, al negarles el derecho a vivir se les negaron de golpe, todos los demás derechos.

M Antonia, Magdalena, Elvira, Carmen, Eva, Hafida? Cuando se pueden escribir sólo 600 palabras hay que escogerlas con un cuidado exquisito para no desperdiciar ni una sola. Pero hacer mención de sus nombres no es un capricho, ni un recurso literario. Es un reconocimiento, un desahogo, un grito lleno de rabia e impotencia. Es una pregunta sin respuesta, hecha en su nombre y dirigida a quienes perezosamente leen estas líneas.

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