Esa estampa indispensable en toda Fira d'Agost de un maestro enfrentándose en una simultánea al aire libre a decenas de oponentes o que el nombre de Xàtiva fuera una referencia en el ajedrez valenciano se deben a la labor perseverante y tozuda de uno de los dirigentes deportivos más queridos de la ciudad, Alfonso Pizarroso. Fallecido anteayer a los 76 años, con él se pierde a uno de esos inquietos eternamente asociados a una práctica deportiva. Su caso era como los de Rafael Simó (atletismo), Manuel Roldán (ciclismo) o Vicente Ferrer (bádminton), con quienes ha coincidido en su larga etapa como gestor de gran parte de la actividad deportiva local.
Pizarroso dejó la presidencia del club local en 2013, tras permanecer en el cargo de manera ininterrumpida casi 40 años: desde 1974. De igual modo, a lo largo de la década de los 90 y hasta 2011 también fue integrante del Consell Esportiu Municipal y de la Coordinadora de Clubs, entidades desde las que se gestionan las ayudas que los clubes reciben del ayuntamiento. En el último libro de la Fira d'Agost evocaba algunas anécdotas de este deporte así como su esfuerzo por popularizarlo. Y aunque la simultánea de la Fira es quizá la única vez que la mayoría de personas ve una partida de ajedrez en su vida, se trata de una prueba irrelevante en lo deportivo. De ahí que Pizarroso pusiera su acento en el abierto internacional que se disputaba también en la Fira, en recinto cerrado, y que ha llegado a ser uno de los más dotados económicamente. Esa labor de popularización del juego le llevó también a firmar en la prensa local cientos de crónicas con los resultados de los equipos de Xàtiva en sus diferentes competiciones.
En la Fira d'Agost de 2013 la edil de Deportes Yolanda Sipán, acompañada del alcalde, Alfonso Rus, le hizo entrega de una placa como homenaje y reconocimiento a su extensa trayectoria al frente del club de ajedrez La Primitiva. En 2005 le habían homenajeado los clubes de la zona. Precisamente su club celebró el sábado —apenas tres días antes de su fallecimiento— el I Torneo Local Alfonso Pizarroso, al que tenía previsto acudir. Estaba hospitalizado y le daban el alta el viernes. Pero empeoró —tenía graves problemas de corazón— y entró en coma.
Ante el tablero casi a diario
Pizarroso estaba casado con Angela; era padre de dos hijos, Pedro y Juan Carlos. Trabajó en la fábrica de arcas de la cooperativa obrera San José. Jugaba casi a diario al ajedrez hasta hace pocas semanas en el Centre de Majors de Xàtiva, y era también aficionado al Olímpic y socio de la Música Vella.
