Nueve años después de que la Universitat Politécnica de Valencia (UPV) liquidara la totalidad de la oferta formativa que sus docentes impartían en la extensión universitaria de Xàtiva, el ayuntamiento de esta localidad ha abonado el terreno para reestablecer las relaciones con la universidad pública y dejar atrás una etapa marcada por la falta de entendimiento. El primer fruto de ese giro educativo se materializó ayer, con el anuncio de una nueva aula formativa que abrirá en breve en Sant Agustí, en el mismo edificio donde se ubicaba la sede anterior.

El espacio acogerá cursos de formación no reglada y permanente, si bien el ayuntamiento y la UPV sellarán el 24 de febrero un convenio que sentará las bases de una línea de colaboración que podría ir incrementándose con el paso del tiempo. Una comisión de seguimiento integrada por tres representantes de cada institución se encargará de diseñar la programación de actividades que dará cabida el aula, anunciada como una «plataforma de transferencia de conocimiento» científico y tecnológico abierta tanto a los profesionales como a las empresas de la Costera, con la mirada puesta en la empleabilidad, el emprendimiento y la mejora de la capacidad competitiva de las firmas.

El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, confía en que la iniciativa sea un «primer paso» con vistas a hacer realidad la anhelada demanda de un programa de estudios universitarios públicos estable y propio en un futuro. El munícipe mantiene la voluntad del equipo de gobierno de «caminar de la mano de la universidad» hacia un cambio de modelo productivo adaptado al nuevo paradigma económico. Cerdà ve el convenio como un«reforzamiento de las relaciones» entre las capitales de las comarcas centrales, dado que la Politécnica dispone de campus tanto en Alcoi como en Gandia. Ambas ciudades, junto a Ontinyent, llevan años de ventaja en cuanto a enseñanza universitaria.

La UPV implantó en 1999 en Xàtiva una reducida oferta de ciclos de grado superior en especialidades tecnológicas e informáticas que nunca llegó a satisfacer las reivindicaciones municipales. La extensión de la ciudad se suprimió definitivamente en 2007 debido a la baja de demanda de los cursos, que alumbraron tres promociones de 250 titulados. La nueva oferta de la universidad no alcanza el nivel formativo de entonces, aunque tanto la institución como el ayuntamiento abren la puerta a ir estrechando lazos. El alcalde ve en la nueva iniciativa presentada ayer una oportunidad para potenciar la colaboración con las empresas de Xàtiva a través de programas de formación específica en campos como las nuevas tecnologías, el I+D y otros conocimientos de carácter científico y tecnológico.

Cambio de modelo educativo

La regidora de Educación, Amor Amorós, pone el acento en el cambio de modelo que supone la reinstauración de una sede universitaria pública, frente una época pasada en la que «se primaba la relación con universidades privadas», con la cesión del antiguo edificio del Simarro por parte del ejecutivo de Alfonso Rus a la Universidad Católica como mayor exponente de una política que, a juicio de la edil, ha llevado a Xàtiva a «perder varios años». Amorós expone que «el objetivo de este equipo de gobierno ha sido acercar la universidad pública» a la ciudad y mantiene que el aula formativa representa «una apuesta por los jóvenes, por los emprendedores y por la dinamización del tejido comercial y de servicios». La regidora hace hincapié en que el convenio supone la articulación de canales de comunicación para el intercambio científico y cultural.