Titula la charla Mujer, periodista y viajera

En general, en el mundo, la mujer está discriminada, oprimida y reprimida, a pesar de que es la columna vertebral de la construcción social. Las sociedades avanzan por las mujeres, que son quienes mantienen la vida cotidiana. Sin ellas no funcionaría. En cualquier profesión que se considera masculina siempre hay que reivindicar que eres mujer y permanentemente tienes que estar demostrando una capacidad que no se te supone. Tienes que estar siempre en estado perfecto de revista. En el periodismo esto ha cambiado mucho. Cuando empecé éramos poquísimas corresponsales: solo dos. Ahora, afortunadamente, son muchísimas, pero generalmente las mujeres forman parte de la tropa o, como mucho, de los mandos intermedios, casi nunca de la jerarquía. Es algo que hay que cambiar en la sociedad. No lo hemos conseguido todo: la legislación ha avanzado mucho, pero la mentalidad no tanto.

Lo dice con conocimiento de causa. Se ha pateado medio mundo.

Puedo aportar una visión bastante general porque conozco 180 países; o sea, que solo me faltan 14 (ríe).

¿Cómo observa la salud del periodismo desde la barrera?

Muy mal. La situación es muy crítica. Se hacen cosas que están muy bien y hay mucha gente con voluntad de reconducir la actual deriva, pero hemos dejado de lado la vocación de servicio al ciudadano, al que hemos de facilitar los elementos de conocimiento de la realidad y de lo que sucede para que, con esos elementos rigurosos, independientes, plurales y honestos, pueda formarse una opinión y tomar decisiones. El periodismo ha de ir a mostrar lo que no es visible, lo que se calla, para que esté sobre la mesa y se debata. Ahora sin embargo, prima una voluntad mercantilista. El objetivo es hacer caja, distraer y, en el peor de los casos, manipular. La ciudadanía ha de estar alerta porque, si no, es difícil reaccionar contra ello.

¿Qué papel juegan en esa deriva las nuevas tecnologías?

La tecnología nos permite llegar a todas partes. Se supone que, con un solo clic, tenemos acceso a un conocimiento global. Sin embargo, si no nos enseñan a utilizarla, acaba siendo una herramienta de desconocimiento y de desorientación y corremos el peligro de pensar que estamos informados cuando en realidad estamos desinformados.

Habla de las redes sociales.

Las redes sociales son muy valiosas para acercarnos a lo diferente, pero si las usamos bien. Si no, sirven para la difusión de la mentira, la manipulación, el engaño y el error. No podemos permitir que prime la tecnología sobre el contenido. Las redes sociales han de estar al servicio del buen contenido y no al revés. No todo vale porque puedo hacerlo rápido e inmediato: si lo que voy a contar no es verdad o no he podido contrastarlo, ¿de qué sirve?.

Sucesos como los atentados de Charlie Hebdo o la muerte de Ailan despertaron una corriente de indignación que se esfumó rápidamente. ¿Somos hipócritas?

Solo se informa con la emoción. La gente se indigna, se conmueve, y se solidariza, pero si, además, no le das un conocimiento y no le llevas a hacerse preguntas incómodas para los poderes, como de quién es la responsabilidad de lo que está pasando, al día siguiente se ha olvidado. La sociedad es muy dócil y está poco informada.

¿Qué opina de TVE?

Es horrible. Siempre ha habido interferencias del Gobierno, pero en otros momentos la resistencia era mayor. Ahora la situación es especialmente grave.

¿Qué les dice a los estudiantes? ¿Qué cambien de carrera?

A mayor crisis, más necesario es el buen periodismo. Estamos en un momento de incertidumbres y de crisis de valores y es necesario que estemos bien informados para construir una sociedad sana. A los estudiantes les digo que hagan periodismo, pero sabiendo que es mucho más que un trabajo: es un compromiso social y una responsablidad. No lo van a tener fácil, pero nunca lo ha sido. Siempre ha habido que luchar contra aquellos que no querían que se supiera la verdad. Ahora se lucha con gente que cree que lo sabe todo y que está informada y ha bajado la guardia. Cuando un ciudadano cree que ya no pasa nada es más fácil colársela. Está indefenso.