Raúl Carbonell (Càrcer, 1950) presenta en Xàtiva su libro Tres libros sin amor, una novela histórica ambientada en tierras manchegas y que a partir de hechos como la Desamortización de Mendizábal analiza cómo afectan este tipo de decisiones de tan inmenso calado a las personas, a su día y a su manera de actuar. «Esta novela puede parecernos irreal y atrevida, teniendo en cuenta que su origen es la visita del autor a una casa palacio de la localidad de Valdepeñas en la década de los 70 del siglo pasado, en la que una señora de rasgos similares a la protagonista le pidió que escribiera la historia de su familia sin nombra a su esposo», explica el periodista Rafael Alvarez Taberner, autor del prólogo.
Muy vinculado a la Mancha (fue director de la Casa de la Cultura de Valdepeñas y director de un curso de creación literaria para la UNED en Ciudad Real) Carbonell ha cultivado la novela (Telón de fondo, de 1982; Bibelot (1992); El siglo de los artistas (Premio Juan Gil-Albert de 1997) y Moreno, en 2015) y la poesía (Interior esencial, de 1982; Viaje al océano, de 1984; Nocturno sin consejo (1988), Fotogenia (1999) y Cantata al Valle de Càrcer, del año 2001. Con prólogo del dramaturgo Francisco Nieva ha publicado la pieza teatral Dos funciones incoherentes y una pieza de salón, de 1985.
A las licencias de ficción que contiene la novela, su autor añade un incontestable rigor histórico. Quizá por ello y por que tiene algo de obra de plenitud, «es en realidad una obra que comencé a escribir ya hace 15 años», señala su autor. Tres libros sin amor «abarca siglo y medio. Acaba en plena Guerra Civil, apenas la toco porque lo que importa es todo lo que venía de atrás», señala. Y de hechos como la mencionada Desamortización (venta de bienes de la iglesia) señala que «pudo ser una revolución, pero no lo fue», lamenta. Y aporta su visión de ello en esta curiosa obra.
