Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

HABLAR CLARO

En relación a la Encuesta de Ocupación Activa del segundo trimestre , la sindicalista de guardia de la UGT ha declarado, entre otras cosas, que «el empleo a tiempo parcial involuntario se consolida como elemento estructural del mercado de trabajo». También ha dicho que el Gobierno y patronal se felicitan por la parte que les toca, lo que es fácilmente comprensible, al contrario que el párrafo anterior. Es inexplicable la afición de algunos portavoces de partidos y sindicatos de utilizar formulas manidas y oscuras que convierten su discurso en una jerga llena de lugares comunes, bastante aburrido y difícilmente compresible. De hecho, en los casos en que subsiste el interés por entender el mensaje, hay que hacer una especie de traducción simultánea para reformular las ideas en el lenguaje de la calle, el que utilizamos habitualmente para entendernos y tomarnos la medida. Algo que parecen ignorar quienes son incapaces de expresar sus opiniones y propuestas con sencilla y contundente claridad para evitar la desconexión automática del oyente al que quieren impresionar. La traducción en roman paladino de las declaraciones de la dirigente sindical sería algo así como «ya me gustaría encontrar una faena de jornada completa y no trabajos mal pagados que no duran nada y donde te explotan como quieren. Pero es lo que hay». Y eso sí que refleja la realidad que las encuestas no pueden desmentir, ni las posteriores declaraciones pueden falsificar. Sin ir muy lejos tenemos ejemplos de estrategias empresariales enormemente imaginativas para evitar que las contrataciones laborales recorten sus sagrados beneficios. Hay establecimientos en Xàtiva del ramo de la hostelería que exigen la presencia física de sus hipotéticos empleados y empleadas para que permanezcan a la espera, a modo de reserva, por si la faena fuera bien y se hiciera necesaria su contratación durante una o dos horas. Si sus servicios no son necesarios, quien aspira al empleo se tendrá que pagar su cerveza y esperar mejores ocasiones. En caso contrario, servirá los bocatas que hagan falta, cobrará una cantidad ridícula y se irá a su casa. No será consciente de que su hora de trabajo alegra las pajaritas estadísticas de quienes lo venderán como un progreso considerable fruto de su incansable y generosa labor política. Así que cuando oigan hablar de la «precariedad estructural del mercado laboral» sepan que están diciendo lo mismo que usted y yo pensamos. Y cuando presuman del descenso de las personas en desempleo, estén seguros que mienten como bellacos.

Compartir el artículo

stats