No es habitual que un investigador sea noticia. Tampoco que sea un ontinyentí. Sin embargo esas dos circunstancias se daban y recaían esta semana en la misma persona, Sergi Soriano, investigador de la Universitat de Alacant. El detonante ha sido su participación en el estudio que relaciona el aumento de casos de diabetes con el BPA. Concretamente la posible relación entre la presencia en la sangre o otros fluidos corporales del compuesto químico Bisfenol A, con el desarrollo de la diabetes tipo 2. En términos menos científicos el estudio nos viene a advertir de los riesgos de la excesiva exposición a estos productos químicos, presentes en los envases de comida precocinada, pero también en los de bebidas de plástico. Obviamente el tema ya ha levantado su alerta, y habrá que ver cómo se aplica o previene. Desde que se jubiló, ya hace unos años, el científico ontinyentí Jaime Miquel, que desarrolló su actividad en la Nasa (USA), que no se tenían noticias ligadas a la ciencia y la investigación de ningún ontinyentí. Además, la irrupción del nombre de Soriano casi ha coincidido en el tiempo con las declaraciones del laureado escritor Antonio Muñoz Molina, quien manifestaba que en España «no ya el literato, sino las personas que saben o investigan son despreciadas por el poder público y la sociedad». Asimismo, para que no quedasen equívocos sobre su exposición, la remataba señalando: «Aquí los únicos que merecen admiración incondicional son los futbolistas o los corruptos con éxito». Lo dicho, el flash de Soriano debería servir para que las autoridades municipales, a la hora de repartir distinciones con motivo del 9 d'Octubre, contradigan a Muñoz Molina, y honoren al investigador.
Sin bombo ni platillos. Al son del abortado Alterfest y más allá del rifirrafe entre el ayuntamiento „escaldado por haber dilapidado el gobierno municipal algunos miles de euros con el ánimo de incentivar los eventos musicales en Ontinyent, o que su oficina técnica no estuviera fina en algún permiso„ y la empresa organizadora, ABomboyPlatillo, lo que apuntan desde el ayuntamiento es que «apenas se habían vendido unas 200 entradas». La firma culpa, por su parte, a las trabas burocráticas. Como cantaba Ovidi, «passa això i més». La mentada empresa, ante la disyuntiva de perdre o més perdre optó por lo primero. Al tiempo que demostró conocer poco al personal de este lugar, poco predispuesto a rascarse el bolsillo con moderneces como la que representa el reputado grupo cabeza de cartel, Dorian. Todo lo demás, bufes de pato.
Sigue el culebrón de la basura. A modo de culebrón venezolano, de esos que, sobre las nueve de la noche, congregan a toda la familia alrededor ante el televisor en muchos países de latino-América, un año tras otro, así acontece con el tema de la basura en la Vall desde hace mas de tres lustros. Esta semana, no exento de razones, el presidente de la mancomunidad valldalbaidina, Vicent Gomar, reclamaba al COR que actualmente preside el alcalde de Xàtiva «una solución inmediata al transporte de residuos de la Vall a Ròtova». La urgencia viene avalada como consecuencia de la perversidad perpetrada, a sabiendas, por el anterior presidente, Vicent Parra, cuando mangoneaba este Consorcio.
