Una superficie de explotación de 363.689 metros cuadrados, la previsión de producir 600.000 toneladas de roca caliza al año y un presupuesto que ronda los 2 millones de euros. Son las grandes cifras del proyecto presentado por Cales de la Plana, SL (Caplansa) en la Conselleria de Economía para ampliar la Gravera del Barranquero de Enguera y sumar a esta cantera un nuevo aprovechamiento minero de 20 hectáreas en una zona lindante situada en el paraje de la Boquera.
Los planes de la promotora no son ni mucho menos nuevos y se remontan a 2007. Ese año, el mismo grupo empresarial pidió permiso a Industria para incrementar en 2 hectáreas el perímetro de actuación autorizado en la Gravera —de 14,2 hectáreas—y, por otro lado, conseguir la concesión derivada de las labores de investigación desplegadas en la Boquera. Nueve años después de la solicitud, la tramitación de los permisos sigue varada en los despachos.
La mercantil ha tenido que adaptar el proyecto a los diferentes requerimientos técnicos del servicio territorial de Industria, que pidió mayores garantías sobre la restauración del suelo forestal afectado —18 hectáreas— y en 2011 tumbó con un informe desfavorable el Plan de regeneración aportado por la promotora, que tuvo que rehacer el documento.
Otra exigencia de la conselleria a la que Caplansa —perteneciente al grupo Calcinor— ha tenido que amoldarse ha sido redactar un Plan Especial de ordenación urbanística que fusiona en un solo proyecto las dos solicitudes: la ampliación de la Gravera y la concesión de la Boquera. El requisito obedece a que las explotaciones —situadas a 2,5 kilómetros del núcleo urbano de Enguera, pegadas a la carretera de Benali— se asientan en buena medida sobre suelo no urbanizable forestal.
Aunque en 2012 ya se sometió a información pública el proyecto de la Boquera, la mercantil ha repetido este trámite ahora incluyendo en el Plan Especial la actuación proyectada en la Gravera, donde Calcinor lleva trabajando desde 1994. Ante la proximidad de ambas canteras, se plantea una «explotación conjunta y armonizada» durante un periodo de 30 años, de forma que las labores de extracción se desarrollarían en un único hueco y se emplearía la red de infraestructuras e instalaciones ya existente en la zona, acondicionando el acceso desde la CV-584.
Según la documentación a la que ha accedido Levante-EMV, si se autoriza el proyecto la extensión de la actual cantera se duplicaría y alcanzaría las 36 hectáreas. El ritmo de extracción, en consecuencia, sería de 50.000 toneladas mensuales los primeros 5 años. La promotora persigue «asegurar un suministro con garantías técnicas y económicas del mineral», destinado sobre todo al aprovisionamiento de materia prima para los sectores de la construcción, obra civil y cerámica. La empresa se compromete a «asegurar, optimizar y racionalizar la extracción» de la caliza y aboga por ir desarrollando tareas de restauración de la vegetación a medida que evolucione la fase de explotación.
A la espera de los permisos
Industria también pidió medidas correctoras a la firma para mitigar el impacto de la cantera sobre la población, puesto que existen viviendas de diseminado a solo 300 metros de la explotación minera.
Una vez completada la fase de exposición pública, que se prolongará durante un mes, el Plan Especial continuará su tramitación administrativa. La empresa ha aportado estudios paisajísticos, acústicos y de impacto para lograr los permisos ambientales necesarios de los órganos competentes, a expensas de que se resuelvan los informes y alegaciones oportunas.
El aprovechamiento en la Boquera se proyecta en una zona tradicionalmente agrícola rodeada de cultivos de secano, sobre todo olivos. En 2008, este diario se hizo eco de una polémica por una explotación sin licencia de caliza en este emplazamiento. A raíz de la denuncia entonces del PSOE, el ayuntamiento inició los trámites para legalizar la actividad, sancionada en su día por Industria.
