La masiva afluencia de clientela conlleva un sacrificio descomunal para los establecimientos por estas fechas. Sobre todo los que se encuentran en el epicentro de la Fira, que doblan personal esta semana. Algunos trabajadores, a su vez, doblan turno. Las jornadas maratonianas llegan a las 17 horas «con muchísimo trabajo», según cuenta a este diario una camarera contratada como refuerzo en uno de estos locales.