Encontrar acomodo en la programación de la Fira a la controvertida Fiesta de las Paellas continúa constituyendo un quebradero de cabeza para el equipo de gobierno de Xàtiva. El evento, uno de los más esperados y de mayor afluencia entre los jóvenes, ha cambiado de ubicación dos veces en los dos últimos años. El descontento y las quejas de los asistentes por el sofocante calor que se adueñó del recinto el sábado ha hecho que el ejecutivo se plantee ahora devolver la celebración al formato nocturno de cara a 2017.
El tripartito cambió el horario y el emplazamiento de las Paellas en 2015 para desactivar los excesos del macrobotellón que se formaba en los exteriores de La Murta por la noche. Pero la edición del año pasado, celebrada en la estación de autobuses a mediodía, no se libró de las protestas del vecindario. Este 2016, la Fiesta se trasladó a la explanada junto al pabellón de voleibol, un espacio acotado y alejado del núcleo urbano que el alcalde, Roger Cerdà, considera «idóneo» porque evita las molestias a los vecinos derivadas del «trasiego» de los participantes.
La necesidad de limpiar y desinfectar el recinto tras el paso de la Fira del Bestiar desplazó las Paellas al último día de la programación, el 20 de agosto. Pero ni las temperaturas de 37 grados ni el cansancio acumulado impidieron que más de 1.500 asistentes acudieran a la cita. Aunque el número de incidentes y la aglomeración se ha reducido, la combinación de alcohol y altas temperaturas jugó malas pasadas. El SAMU tuvo que atender un desvanecimiento por golpe de calor y diversas lipotimias e incidencias relacionadas. El consistorio instaló duchas para refrescarse, una carpa y toldos para resguardar del sol a los asistentes a la hora de comer, pero no fue suficiente: buena parte del recinto donde se cocinaron las paellas „155 en total„ permanecía al descubierto. Cerdà admitió ayer que «hay que estudiar mejores soluciones de cara al futuro» para afrontar el problema» y «plantear si el horario es el adecuado o si hay que buscar algún sistema para cambiar la temperatura», dijo en la SER. «Lo que hay que garantizar es que la fiesta esté controlada y no se produzcan las molestias y los excesos que se producían», puntualizó. La Policía tuvo que intervenir en alguna refriega, pero no hubo incidentes de gravedad ni traslados al hospital o comas etílicos, como en anteriores citas.
El regidor Pedro Aldavero indica a este diario que el nuevo emplazamiento «es el adecuado porque no molesta a nadie», aunque admite que la asignatura pendiente ahora es «ver como mitigamos el calor», una cuestión que el equipo de gobierno «ha de valorar tranquilamente con todos los datos e ideas encima de la mesa». El edil señala que «hay diversas opciones» a estudio, entre ellas fijar un horario intermedio „ni a mediodía ni de noche„ o instalar ventiladores que arrojen agua y puedan rebajar las temperaturas. Atraer a la gente mayor, no solo a jóvenes, es otro de los restos. «La fiesta ha de ser para todos», zanja.
«No tenía sentido cambiarlo»
El PP censuró ayer las condiciones del evento del sábado. «No tiene sentido cambiar aquellas cosas que estaban funcionando bien, solo por cambiar algo. La mejor franja horaria para las Paellas es por la noche. El año pasado estuvo mal y este año aún ha sido peor: la gente lo ha pasado mal por el calor», mantiene Mª José Pla. La portavoz popular señala la «mala combinación» de sol e ingesta de alcohol y asegura que con el horario del evento a mediodía «los jóvenes alargan la fiesta durante más tiempo, hasta la noche». Fuentes municipales reconocen que se han de incrementar los esfuerzos para reducir el consumo de alcohol. Ayer lunes, un dispositivo especial limpió el recinto junto al pabellón, infestado de basura.
