La joya de la corona del catálogo de reclamos naturales de Ontinyent agoniza. El Pou Clar está siendo víctima de una devastadora sequía de preocupantes consecuencias que este verano ha disparado las alarmas entre la población. La explotación intensiva de los pozos subterráneos de la localidad, coincidiendo con la temporada de riego, ha desencadenado una drástica bajada del caudal que va acompañada de un deterioro de las aguas del paraje, palpable desde la superficie. La crítica situación se extiende al río que nace de este gran manantial y atraviesa la Vall d'Albaida, el Clariano, cuyo cauce se halla bajo mínimos, estancado y con un tono grisáceo en diversos tramos.
La Associació Amics del Pou Clar ha lanzado una llamada de auxilio. El colectivo advierte de un posible «desastre ecológico» y urge a la administración a adoptar medidas para preservar el enclave, emblema de la biodiversidad de la comarca. Ramón Martínez, miembro del colectivo, profesor de Geografía y conocedor del paraje, contrapone el «paraíso idílico» de agua cristalina que suele definir al Pou Clar con la estampa de este verano. «El agua ya no brota de muchos sumideros y su calidad se ha degradado: en las diferentes balsas está más turbia y verde», señala. En un escrito difundido hace escasos días, Martínez atribuye este fenómeno a la concentración de clorofila en las algas, indicador de una posible contaminación orgánica en los pozos de regadío que rodean el manantial.
Las autoridades municipales son conscientes de la problemática y aguardan a conocer el diagnóstico que ofrecen los técnicos antes de tomar decisiones, siempre en la medida en que sus competencias lo permitan. El Ayuntamiento de Ontinyent ha encargado a Egevasa un informe sobre la calidad de las aguas del Pou Clar y el Clariano que podría estar listo a principios de la próxima semana.
El consistorio también se ha dirigido a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ)„responsable de la custodia fluvial„ para conocer con detalle las causas del descenso tan pronunciado del caudal y abordar posibles soluciones para paliar la sequía. La regidora de Medio Ambiente, Patricia Folgueras, se muestra «muy preocupada» por el estado del río, pero pide cautela y advierte de que «una cosa es que no veamos el agua clara y otra que no esté en condiciones adecuadas», ante el tono verdoso adquirido a lo largo del cauce y en el propio paraje. «Las algas son feas a la vista, pero no son malas para el medio ambiente», recalca. La edil aguarda a que los estudios técnicos ofrezcan resultados «claros» sobre la calidad de las aguas y a que la CHJ defina posibles actuaciones para articular una hoja de ruta a seguir.
Pruebas de contaminación
Las pruebas encargadas a Egevasa arrojarán conclusiones sobre los niveles de contaminación del enclave. La bajada del caudal se agravó a principios de agosto con la apertura extraordinaria del pozo del Pollastre, que perseguía paliar las restricciones que sufren los regantes por la falta de lluvias.
Aunque el número de visitantes al Pou Clar ha menguado este verano, el manantial sigue arrastrando a numerosos bañistas cada día. Folgueras, que mantiene reuniones «constantes» con Amics del Pou Clar „la próxima la semana que viene„, entiende la «preocupación» del colectivo porque el paraje «es muy querido y apreciado», pero se muestra cauta sobre las medidas planteadas hasta que estén listos los informes.
Entre las actuaciones que la asociación ha puesto encima de la mesa figura la mejora de la regulación y las condiciones de los pozos „mediante su vaciado y posterior limpieza„ para minimizar la pérdida de agua y garantizar un uso más racional o el estudio de la capa freática y el subsuelo del Pou Clar y otros espacios.
