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La noticia semanal de la Vall

Cuando Ontinyent no participa

El jueves se supo: PSPV y Compromís se alían para tumbar a Amparo Roses y gobernar en Montaverner. Han tenido que pasar quince meses, o lo que es lo mismo, el paso del tiempo todo lo cura, para que las aguas políticas de Montaverner volvieran al cauce de la sensatez y al sosiego entre las afinidades progresistas de este municipio valldalbaidí. La operación de cambio tendrá lugar mediante una moción de censura al PP, que se verá el próximo día 17. Y se produce en parecidas circunstancias a las que en 2001, tras dos años de gobierno del PP, apoyados por el Bloc, apearon a la alcaldesa Lina Insa y auparon a la alcaldía de Ontinyent al nacionalista Rafa Portero. Lo que a la postre, en buena lid, deberán ser los detalles de la gobernanza, en Montaverner se plasmaran en la elección de Joan Chornet (PSPV) como alcalde hasta agosto de 2017, mientras Juli Juan (Compromís) lo será hasta los próximos comicios de 2019. Con ello se impondrá la lógica política y se desharán desencantos políticos, que hacía que los tres concejales del PP fuesen más que los 6 progresistas. Motivos para pretender enrocarse a la poltrona, a la alcaldesa del PP, no le faltarán. Pero ni a socialistas y nacionalistas, por lo contrario, tampoco. Lo que si se constata es que las matemáticas no engañan, si prevalece la homogeneidad.

Otra dimisión cantada. La dimisión del portavoz del PP de Ontinyent, José Luis Climent, no puede sorprender a nadie; sólo era cuestión de dejar pasar el tiempo. De hecho su portavocía opositora ha pasado inédita para la población desde que Jorge Rodríguez inició su segundo mandato. Desasistido de falta de munición de nivel con la que ejercer su cometido opositor, ha transitado por el consistorio con más pena que gloria. El reto que tuvo que asumir desde el principio, sustituyendo en el naufragio local del PP y tras abandonar el barco su capitán, Filiberto Tortosa, era de órdago. Y así le fue. Aunque en las posteriores elecciones el PP ontinyentí ha sacado un poco de pecho, también es verdad que esta ciudadanía es una de las más conscientes del nefasto legado y agravios de sus gobiernos en el ámbito local, autonómico y nacional. Los motivos «exclusivamente profesionales», como aduce Climent, son lo de menos.

Prioridades dudosas. Sobre el anuncio que hacía el gobierno municipal acerca de que invertirá más de un millón de euros en finalizar la urbanización de la avenida del Tèxtil cabe formularse algunas preguntas: ¿De dónde sale la prioridad de esta inversión? En las 130 propuestas admitidas en la última edición del Ontinyent participa esta obra no consta. ¿Por qué se acomete esta inversión al final de la avenida, cuando el primer tramo, que va de la rotonda ubicada al final de la calle Ramón y Cajal al estadio el Clariano, sigue con unas aceras inadaptadas y deficientes? Además, en lo que va de año, esta es la tercera inversión millonaria en la que parcialmente invierte el ayuntamiento, tras la urbanización de la calle Martínez Valls y en instalaciones deportivas, sin que se conozca públicamente ningún informe de rigor que avale su prioridad. ¿Por qué se publicita a bombo y platillo el Ontinyent Participa cuando comparativamente estamos hablando de la calderilla (con todo respeto a «esas pequeñas cosas») de los 425.000 euros presupuestados para las pequeñas inversiones de este año, y sin embargo las inversiones millonarias no son el resultado de ningún debate ni consenso? Ya hay voces discrepantes y perplejas.

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