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La noticia semanal de la Vall d'Albaida

9 d'octubre sin comarcalización

En este ultimo Nou d'Octubre, la reivindicación del final de la infrafinanciación del Estado con la autonomía de los valencianos ha sido una punta de lanza en los discursos y pronunciamientos que se han podido escuchar per tot areu. Desde el conseller de Hacienda, Vicent Soler, con profusión de datos, hasta algunos portavoces del Ayuntamiento de Ontinyent. Sin embargo un tema que socorridamente viene siendo postergado, desde su origen, es el mandamiento comarcal contemplado en el Estatut d'Autonomia. Paradójicamente, recientemente veíamos como en una entrevista que se le realizaba, en un medio valenciano, al ontinyentí Rafael Pla, presidente de COEVAL, en relación a las asociaciones empresariales provinciales, éste abogaba por «estudiar un modelo en el que se asocien directamente a la patronal autonómica las sectoriales y las territoriales comarcales. Después, si alguien quiere mantener a las provinciales, que las mantenga». Además, la confederación valldalbaidina, con ocasión de un encuentro que mantuvo con el presidente de Les Corts, Enric Morera, ya espoleó a este a activar políticamente el asunto de la comarcalización del territorio valenciano. También hace pocos dias, desde el IEVA, se anunciaba la celebración de unas jornadas de conferencias y debates, en diferentes poblaciones de la Vall, en torno al futuro autonómico comarcal. Lo que evidencia que, en este tema, las asociaciones culturales y empresariales le están tomando la delantera a la clase política.

Asimismo ,conviene evocar el manto de silencio que se divisa sobre las Comarcas Centrales Valencianas (CCV). Lo que lleva a preguntarse: ¿Qué está sucediendo con el Consocio de las comarcas centrales, tras unos prolegómenos, a primeros de año, que parecían presagiar que el asunto iba a ser coser y cantar?

Jorge Rodgíuez, nadando y guardando la ropa. Tras la peor semana del socialismo español, en la que hasta el máximo mandatario del PSOE valenciano, Ximo Puig, metió la pata hasta unas consecuencias, aún hoy, impredecibles, va y la semana pasada, el batle ontinyentí y presidente de la diputación, Jorge Rodríguez, se despechaba con unas declaraciones donde muestra una madurez y un equilibrio inaudito y sorpresivo en relación a los graves episodios del PSOE. Rodríguez ha sabido estar a la altura y, en unos momentos tan críticos, ha sabido «nadar y guardar la ropa». Además, se permite el lujo de la generosidad, yendo en socorro de su superior, en vista del charco en el que se metió Puig tras apuntarse al coro de 17 dimisiones en el staff socialista: «Estoy convencido de que Puig no quiere que gobierne Rajoy». Frente a la falta de autocrítica de los principales responsables de la guerra fratricida entre socialistas, Rodríguez se mostraba así de contundente: «La situación da mucha vergüenza, el espectáculo es lamentable y lo mínimo que deberíamos hacer es pedir perdón a los ciudadanos». Finalmente, el batle ontinyentí desnuda sus convicciones al indicar que no favorecería al corrupto PP: «prefiero un gobierno de izquierdas».

Gesto ejemplar en Bufali. En la infernal espiral de desalojos, juicios y corrupciones políticas que día a día afligen el ánimo de los ciudadanos, el hecho de que transcienda la noticia de que el ayuntamiento de Bufali «compra una casa en el pequeño municipio y la alquila a una familia para evitar que se tenga que marchar del pueblo» y así de paso amarrar la pequeña escuela, es una nueva ejemplar y reconfortante.

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