De la incredulidad del asesinato al duelo y la crudeza de la despedida. Los vecinos de Chella exhibieron ayer unidad y salieron en masa a la calle para manifestar su repulsa por el crimen que ha acabado con la vida de Vanessa Ferrer y ha perturbado la apacible vida de esta pequeña población de poco más de 2.500 habitantes, donde la conmoción traspasa las barreras de cada casa y está presente en cada tertulia de bar, en cada calle.

Cientos de personas rindieron tres minutos de silencio en la plaza del ayuntamiento y arroparon a los familiares y amigos de la joven de 15 años que fue hallada el viernes en una sima a 30 metros de profundidad. Desconsolados, rotos de dolor y deshechos en lágrimas. Los jóvenes han colocado varias velas en la fachada del consistorio en recuerdo de Vanessa.

La madre de la menor, con la que ésta vivía en Chella, no pudo acudir a la concentración porque estaba «muy afectada» por los hechos, aunque sí lo hizo el padre de la joven, que reside en Bolbaite. Visiblemente compungido, recibió el pésame y las condolencias de los presentes, entre ellos varios diputados, altos cargos y el delegado de Gobierno, Juan Carlos Moragues.

Un emotivo aplauso de varios minutos precedió a la lectura de un comunicado consensuado con la familia. El alcalde, José Enrique Talón, mostró la repulsa del ayuntamiento por la muerte de Vanessa, su apoyo a la familia y el agradecimiento a los dispositivos de búsqueda que localizaron a la joven.

Chella está de luto. «En este pueblo nos conocemos todos y nunca había pasado algo así. No terminas de creértelo». El propio Talón guarda parentesco con la joven fallecida. Las familias de Vanessa y de su presunto asesino, Rubén M., mantenían lazos de amistad. Ahora, ambas están destrozadas. «Las emociones están a flor de piel y los nervios alterados», resumió el alcalde.

«Tenía toda la vida por delante»

Vanessa no ha terminado de irse. Su recuerda estaba ayer presente entre los corros de adolescentes de su edad destrozados por un crimen incomprensible para ellos. «Tenía la sonrisa siempre puesta. Cuando estabas de bajón, ella te alegraba», relata una amiga próxima. «Siempre estaba diciendo: ´estoy deseando el día que llegue el Medusa (un festival de música)´. Tenía toda la vida por delante y ahora ya no está», añade, con los ojos vidriosos. Como a cualquier chica de su edad, le gustaba salir de marcha, se estaba sacando el carné de la moto y le ilusionaba la idea de salir de festera. Todavía le quedaban tres años para cumplir ese sueño, uno de tantos otros.