La ONCE repartió el domingo en l'Olleria un premio de ésos que sacan automáticamente a uno de la crisis: un sueldo de 5.000 euros al mes durante los próximos 20 años más 300.000 euros al contado. El cupón que conlleva semejante galardón es uno de los cinco que Jesús Pla Llácer, vendedor ambulante de la organización, vendió a lo largo de la semana anterior para el sorteo del domingo, El Sueldazo, del número 72.324. Cada uno de esos cupones tiene un premio de 20.000 euros (16.000 después de la retención que practica Hacienda en el mismo momento de ingresar el montante). Y uno de ellos, además, el premio gordo a la serie. Según explicó a Levante-EMV ayer el propio vendedor, dos de los cupones los vendió a compradores que desconoce. Y los otros tres „entre los que figura el de mayor premio„ a unas mujeres que los compran siempre conjuntamente. «Compran tres, y se reparten uno cada una», añadía ayer. El vendedor ya ha tenido la oportunidad de que la agraciada le muestre su júbilo. El premio de 300.000 euros al contado se convertirá en 260.000 tras la retención. El de los cupones con las cinco cifras, en 16.000. Y el sueldo de 5.000 al mes, en realidad será de 4.000 euros netos. Cantidades, en todo caso, que cualquiera firmaría sin dudar un segundo.

Tres veces el primer premio

Jesús explicaba ayer a este diario que en sus 17 años como vendedor en l'Olleria ya ha dado tres veces un primer premio. «Una vez lo di hace nueve o diez años; vendí diez cupones pero no la serie. Y la otra vez no hace ni un año, a principios de 2016. Fueron cinco cupones con las cinco cifras, pero tampoco di la serie», explica. Jesús, que tiene una discapacidad visual severa, vende de manera itinerante por gran parte de la localidad y se detiene en un punto fijo: a la puerta de Mercadona.

Curiosamente, Pla, natural de Bufali, ya sospechó que llevaba el primer premio el domingo por la noche al transmitirle su sindicato el número premiado de la jornada. «Vi que acababa en 24 y pensé: yo llevo el 24. Pero pasa tantas veces que sólo es una terminación, que no hice caso», contaba. Y ayer lunes por la mañana, en la comprobación que realiza a diario se topó con esta enorme sorpresa. Jesús fue ayer a buscar a la agraciada, que siempre se queja de que nunca le toca, a decirle que su mala suerte se acabó. Y ya prevé un aumento en las ventas.