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La notícia setmanal de la vall blanca

la mala comunicación de las ccv

De alentadora, justa y reparadora cabe conceptuar la actuación que está llevando a cabo un colectivo que se extiende por las CCV. Tal como informaba Levante EMV, «una plataforma cívica se moviliza para que acaben la autovía de l'Olleria a Gandia». Una reivindicación que hasta el momento suma 4.000 firmas. A falta de conocerse cifras de tránsito de vehículos y, lo que es peor, el número de muertos por accidente en dicha vía y sin que haga falta esgrimir el agravio comparativo respecto a centenares de kilómetros infrautilizados de autovías que surcan el mapa español, este es un asunto de máxima prioridad. Empezando por la Mancomunitat valldalbaidina, y siguiendo por su capital comarcal, se deberían tomar acuerdos plenarios a imitación del de Alcoi y, tras solicitar todos los datos y estadísticas relativas al tramo de Terrateig a l'Olleria, llevar el clamor de la mentada Plataforma al Ministerio de Fomento, responsable de finalizar dicha vía o ante la Generalitat. Después de que se suprimiese el tren Alcoi-Gandia y luego el autobús — según han señalado desde Alcoi— este eje se ha convertido en imprescindible, ya no solo para los habitantes de l'Alcoià sino también para el conjunto de los moradores en las Comarcas Centrales Valencianas. Porqué de deficiencias viarias, caso de la línea férrea Xàtiva-Alcoi o la eterna postergada de Gandia a Denia, en estas comarcas sus gentes andan más que sobradas. La justificación de falta de presupuesto, ante esta prioridad, no puede seguir siendo excusa para las administraciones competentes.

En Ontinyent no se respira sano. Un aviso para ecologistas y gobernantes, pero también para la ciudadanía ontinyentina. Lo publicaba este diario el último fin de semana: «Ontinyent registra los niveles de ozono más altos de la C. Valenciana en 2016». A mayor estupefacción tenemos que ese exceso «se ha rebasado en 60 días» en relación a los límites permitidos por la normativa. A falta de datos de rigor sobre la influencia que esta insalubridad pueda tener en el cómputo de enfermedades que sufre la población ontinyentina, sí que resulta evidente que las autoridades municipales deberían tomar cartas en el asunto. Y por ende actuar con diligencia. Un movimiento reparador que, de momento, no se percibe pese a su urgente necesidad. Ni tampoco en la Mancomunita. Una responsabilidad que también compete a la Generalitat que «no ha aprobado ningún plan de mejora de la calidad del aire para remediar la situación».

La perseverancia en el error de J. Rodríguez. No se conforman con el tradicional «bou en corda» que como desde hace tres siglos se celebra en Ontinyent, en el contexto del programa de las fiestas de la Purísima. Además, como se hacía público recientemente y por tercer año consecutivo, nos van a servir otra taza a las bravas. En esta ocasión se llamará «el bou de les penyes», una incomprensible contradicción al autorizar su celebración el próximo 6 de mayo, consentida y en complicidad del batle Jorge Rodríguez. Cuando la tendencia «per tot arreu» es la de ir suprimiendo su celebración Ontinyent, sin embargo, pasa a convertirse en una anómala excepción. Harían bien en leerse el artículo del diputado y escritor Fernando Delgado, titulado «Unos cuernos y otros», publicado por Levante-EMV el pasado 24 de octubre, donde entre otras perlas escribe «España tiene por fiesta nacional un crimen en el que el toro bravo es el protagonista».

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