Una constructora adquirió el Palacio-Castillo de los Bellvís en la época del «boom» inmobiliario, lo incluyó en un PAI que planeaba levantar 1.500 viviendas y un campo de golf y proyectó transformarlo en un hotel. La iniciativa nunca fraguó, la promotora quebró y la infraestructura terminó engrosando la cartera inmobiliaria de Solvia, una sociedad del Banco Santander. Después de varios meses de negociaciones con el ayuntamiento, la entidad financiera decidió desprenderse del inmueble, en estado de ruina. En abril, el Palau se escrituró ante notario a nombre del consistorio de Benissuera, que mantiene desde entonces una batalla con las administraciones para captar financiación y poder restaurarlo, dadas sus fuertes estrecheces presupuestarias. El elevado coste de la operación ha demorado las obras.
