Cinco años después de abandonar el servicio mancomunado de la perrera debido a sus estreches financieras, el Ayuntamiento de Albaida ha solicitado su reingreso. La petición, que trasciende días después del acuerdo sellado por el consistorio para saldar la deuda que arrastra con la Mancomunitat, obtendrá la respuesta positiva del ente comarcal, que también ha aceptado recientemente la entrada de Almisserà, de la Safor.El conseller responsable del área, Pep Estornell, señala que «el interés de los pueblos del Comtat y la Safor demuestra el buen hacer, la profesionalidad y la fiabilidad del servicio mancomunado de perrera». El también alcalde de Llutxent añade que mantener la gestión «supone trabajar con un número de plazas limitado» por lo que «aquellos pueblos que se salgan de ahora en adelante no lo tendrían tan fácil para volver».

Para Estornell, las cifras del servicio hablan por sí mismas: los avisos se atienden como mucho en tres cuartos de hora; el 89% de los perros que se han recuperado este año han sido adoptados y el 9% los han recuperado sus propietarios. Sólo hay un 2% de casos donde se ha podido salvar la vida del animal, cuando se ha encontrado en condiciones agónicas o se han tenido que sacrificar, bajo el consejo, la autorización y la supervisión de un veterinario.

El conseller anuncia una campaña escolar de concienciación hacia los animales y de divulgación del trabajo de la perrera que, además, colabora con numerosas protectoras de animales españolas e internacionales, que facilitan las adopciones en puntos como EE UU. Esta circunstancia hace que cada día sean más los ayuntamientos que apuestan por entrar en el servicio mancomunado de la perrera, evitando así que la tarea sobrepase las posibilidades y los conocimientos de los trabajadores municipales y los agentes de policía local. En la decisión del Ayuntamiento de Albaida han pesado precisamente los problemas que está teniendo la administración en la localidad para asistir a animales abandonados o extraviados.

Malestar en los voluntarios

Tras abandonar la perrera, la corporación asumió el servicio de manera autónoma, echando mano de la Policía Local y de la ayuda de voluntarios animalistas, con la idea de habilitar un refugio gestionado por la protectora a través de ayudas municipales. Sin embargo, como informó Levante-EMV, las dificultades legales y económicas han aplazado esta solución y han empezado a surgir voces críticas en Albaida: tanto los agentes como los voluntarios se han plantado y han manifestado recientemente su malestar por la situación, desbordados por el número de animales abandonados y heridos que han de atender sin disponer de suficientes medios.