La «fiebre del caqui» avanza imparable y no deja de cosechar adeptos en la Costera. La fruta ocupa un 52% más de superficie cultivada que hace un lustro y ha transformado un paisaje agrícola antes dominado sin ninguna competencia por la naranja. La ultima estadística oficial cifra en 921 las hectáreas teñidas de rojo en la comarca al cierre de 2015: 316 hectáreas más que en 2012.

El caqui se ha consolidado como alternativa al declive de los cítricos, cuya rentabilidad ha caído en picado a la par que lo ha hecho su superficie cultivada, con 1.000 hectáreas menos en una década. Pero la gran esperanza de los productores parece deslizarse sobre terreno pantanoso y las perspectivas del sector son muy poco halagüeñas para la presente campaña. La Unió de Llauradors estima que un 50% de la cosecha de caqui en la Costera está en riesgo de quedarse en el árbol y echarse a perder por culpa de un fenónemo del que algunas voces vienen advirtiendo desde hace tiempo: el exceso de producción. El colapso de la oferta está empujando a muchos agricultores a retrasar la recolección de la fruta, al observar con temor la pérdida de rentabilidad del negocio tras la inversión desplegada para transformar sus cultivos.

El secretario comarcal de la organización agraria en la Costera, Julián Úbeda, señala que «el mercado ha cambiado mucho» y hace hincapié en el hundimiento experimentado por los precios, que se sitúan un 40% por debajo de las cifras de hace un año. «Hace 4 años estaban a 0,90 euros el kilo y ahora se pagan a 0,20 ?/k», indica. Para colmo, Úbeda observa que el caqui «se está recolectando muy tarde», por lo que las últimas lluvias torrenciales representan una nueva amenaza. «La mitad de la cosecha se va a perder por la oferta sobredimensionada y, además, las lluvias pueden causar daños al caqui si no se ha tratado previamente», explica. «Los que estén tratados „añade„no tendrán problemas».

El temporal ha resultado beneficioso para la mayoría de cultivos „especialmente los de secano,„ excepto para el caqui y los cítricos, que comienzan a sufrir las consecuencias del exceso de humedad. El efecto de las precipitaciones „las más intensas en cuatro años„ se eleva a la etiqueta de «desasotroso» en el caso de las plantaciones de clemenules, que pueden padecer pérdidas de hasta el 100% por culpa del llamado pitxat o aiguat. En las navelinas, los daños en la cosecha alcanzarían el 50%.

Fuerte competencia

¿Ha explotado la burbuja del caqui? Las opiniones son dispares. Los responsables de la cooperativa de la Llosa de Ranes aspiran a comercializar este año la cifra récord de 400.000 kilos de esta fruta dentro de su estrategia de diversificación „gran parte se destina a la exportación„y no creen que la producción haya tocado techo todavía. Pero la competencia es cada vez mayor y otros territorios llevan la delantera. En la Ribera existe una industria mucho más asentada y prospera „con una denominación de origen propia„ que no deja de crecer.