El espacio de 6.800 metros cuadrados que ocupa el hipermercado Eroski en el centro comercial Plaza Mayor de Xàtiva se ha ido transformando paulatinamente en el decorado de una película de zombis. Estanterías vacías, áreas precintadas, género agotado... El anunciado apocalipsis de la compañía vasca en la capital de la Costera se acerca. El 28 de febrero, la superficie comercial bajará la persiana después de nueve años de actividad. Decenas de trabajadores se quedarán en la calle. El cierre afecta a una plantilla de 55 empleados, entre dependientes de las distintas secciones, personal de caja y oficinas o reponedores, según ha podido saber este diario.

Hasta final de mes, el hipermercado se encuentra inmerso en una agresiva campaña de liquidación, con el objetivo de agotar las existencias del almacén. Los descuentos se extienden a casi todos los productos. Los precios se han desplomado hasta un 80 % y se pueden encontrar auténticas gangas. Electrodomésticos y productos tecnológicos han sido los más demandados. Han arrasado.

Fue en febrero de 2016 cuando Eroski anunció la venta al grupo Carrefour de 36 hipermercados en diferentes puntos de España, en el marco de un un proceso de desinversiones encaminado a sanear la maltrecha situación financiera de la compañía. Aunque la operación contemplaba el mantenimiento de todos los puestos de trabajo por la subrogación de las condiciones laborales de los empleados al conglomerado francés, la tienda de Xàtiva quedó descolgada de esta ronda de adquisiciones y, por lo tanto, abocada al cierre. La plantilla no ha podido ser absorbida por otras superficies. «No nos dan alternativa. A final de mes nos vamos al paro», señala resignado un afectado. El testimonio lo comparten otros dos trabajadores consultados. La empresa, mientras tanto, guarda silencio. Ni desde la gerencia de la sede de Xàtiva ni desde la compañía Eroski han atendido a las peticiones de información sobre el proceso de cierre efectuadas por Levante-EMV en las últimas semanas.

El desembarco de Eroski en Plaza Mayor se produjo en 2008 y no estuvo exento de dificultades. La gran superficie de venta habilitada chocaba con la normativa urbanística municipal, aunque finalmente pudo sortearse el escollo con la fusión de dos licencias de actividad y la división en dos del supermercado, con una parte destinada a alimentación y otra a los productos del hogar, la tecnología y los electrodromésticos. De momento, no ha trascendido el interés de ninguna marca por las gigantescas instalaciones.

Al cierre de las mismas ha contribuido la elevada competencia del sector en Xàtiva, donde hay implantadas seis grandes marcas. Mientras tanto, la filial de Carrefour Superco mantiene paralizada la nave construida en las proximidades del cementerio municipal y, según ha podido saber este diario, podría incluso estar planteandose desmontarla. Por otro lado, Family Cash estaría preparando su traslado a unas instalaciones más grandes en el mismo polígono: las actuales se han quedado pequeñas para su volumen de ventas.